A la guerra de Malvinas también fueron mujeres. Seis instrumentistas quirúrgicas, que se alistaron como voluntarias, estuvieron en la bahía de Puerto Argentino, a bordo del Rompehielos ARA Almirante Irízar, que funcionó como buque hospital, a unos seiscientos metros de las islas. Tenían entre 19 y 30 años y nunca se habían puesto un uniforme de fajina.
Otras doce jóvenes enfermeras, con rango militar, fueron reclutadas por la Fuerza Aérea y se desempeñaron en el hospital de campaña que se montó en Comodoro Rivadavia. Hubo también radio operadoras. Pero su participación fue invisibilizada y quedó casi en el olvido.
En el Irízar estuvieron Norma Navarro, María Cecilia Ricchieri –la menor de las seis, con 19 años–, Susana Maza, Silvia Barrera, María Marta Lemme y María Angélica Sendes.
La mayoría trabajaba desde hacía ya algunos años en el Hospital Militar Central como personal civil del Ejército Argentino. Provenían de distintas especialidades.
Estuvieron unas dos semanas, aproximadamente, trabajando a la par de los médicos en el buque hospital. "Si a los ex combatientes los silenciaron cuando terminó la guerra y no hubo para ellos recibimiento ni nada, imaginate a nosotras. No hay mucha gente que sepa que fuimos seis mujeres a Malvinas", dice Navarro.
Lo que más nos impresionó al estar allí, trabajando en aquel momento fue darnos cuenta de que ahí había gente muriendo.
Liliana Collino, la única mujer que está probado que pisó territorio isleño a bordo de un Hércules C-130 en el que se transportaban contenedores y heridos, sostiene que "no hay una política de difusión sobre ellas. El veterano en el inconsciente colectivo es un hombre. La gente cuando escucha la historia de las veteranas no lo puede creer".
Cuando salió la ley del Día del Veterano y los Caídos de Malvinas las dejaron afuera del nombre porque no se sabían que había veteranas. Pero aún hoy hay mucha negación de los hombres.
El Congreso las reconoció cuando se cumplieron los 30 años de la guerra, pero en ese transcurso, la mayoría prefirió no hablar, como la enfermeta Alicia Reynoso, que a raíz de un ACV recién 28 años después de la guerra contó su experiencia en una sesión de terapia, y hoy aún sigue dando charlas.
No sólo fueron madres, hijas, mujeres. También fueron protagonistas silenciadas e invisibilizadas. Son las mujeres de la guerra de Malvinas, que sufrieron los mismos problemas que los hombres, las pesadillas, el estrés post traumáticos y que después, de a poco, están empezando hablar.