El primer sospechoso por el crimen de Fernando Zermoglio - que apareció muerto de un balazo a la vera de la Ruta 11 - era su propio padre, de acuerdo a la información proveniente de las cámaras de seguridad de la zona. Al ser indagado, el jubilado de 74 años admitió ser el autor del asesinato.
Personal del Comando de Patrullas y del SAME dieron con el cuerpo sin vida de Zermoglio gracias al llamado de un vecino que se comunicó al 911 tras escuchar "dos estruendos". En un primer momento, los investigadores pensaron que se trataba de un ajuste de cuentas. Sin embargo, en las cámaras de seguridad quedó registrado el crimen. "Se ve cuando el fallecido llegó al barrio, se bajó del coche y abrió una hoja del portón de hierro; cuando estaba por abrir la otra apareció el padre, le disparó un escopetazo y se fue", según una fuente del caso.
En la casa del padre del fallecido - en el barrio La Hermosura - incautaron una escopeta calibre 16 de un solo caño marca Brenta, además de nueve municiones intactas del mismo calibre, una bermuda azul y una toalla blanca.
Al declarar ante la fiscal Cecilia Corfield, el padre de Zermoglio (que vive con otro de sus hijos y su mujer, que se encuentra postrada) confesó el filicidio y contó que su hijo (que tenía más de 20 causas penales) había convertido la vida de la familia en "un infierno". Les robaba y los amenazaba de muerte y hasta le había quemado el auto que tenía para trabajar, según su relato. Quedó imputado por "homicidio calificado por el vínculo y agravado por el uso de arma de fuego". No obstante, la fiscal no pidió aún su detención.