Comuneros indígenas de diversas regiones de Jujuy compartieron este martes la llegada del solsticio de invierno con la ceremonia ancestral del Inti Raymi (Fiesta del Sol), que da lugar a un nuevo año en el mundo andino y llamaron a transitar este ciclo “en armonía con la madre tierra, el sol y el cosmos”.
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Con el rito ancestral, los pobladores recibieron el 5.530 aniversario del mundo andino tras compartir una de las noches más largas del año con reflexiones y permanentes ofrendas al “Tata Inti” (padre sol).
A lo largo de los parajes de la Quebrada de Humahuaca, Valles, Yungas y Puna jujeña, en sitios considerados sagrados por los comuneros se realizaron los encuentros con el objetivo de recuperar los saberes heredados de la particular celebración.
LEYENDO LAS SEÑALES DEL CIELO
José Uriarte, que integra la comunidad aborigen Cueva del Inca de Tilcara, es miembro del Centro Espiritual Inti Ayllu y se desempeña como docente de historia oral en los Talleres Libres de la Quebrada de Humahuaca, en diálogo con Télam hizo referencia a la ceremonia.
“La ceremonia del Inti Raymi se realiza en el comienzo del nuevo año andino, porque la vida de las comunidades ancestrales está muy relacionada con todas las señales del cielo”, explicó.
En múltiples sitios, “casi dos horas antes de la salida del sol puede observarse la aparición de un grupo de estrellas, conocidas como las Pléyades, o ‘siete cabritos’, las cuales permiten a los abuelos interpretar cómo va ser todo el año en relación a las lluvias, sequías o heladas que tendrá el lugar para organizar la siembra”.
“En cada región se realizan diferentes plantaciones, en las zonas altas las papas, y en la zona baja el maíz y otras hortalizas y según la lectura del cielo del año venidero, los abuelos elegían las variedades de semillas para siembra de manera que se aseguraban la comida”, completó.
La ceremonia muestra una relación estrecha entre señales del cosmos para la vida de la comunidad.
“No se trata de un fenómeno astronómico, sino que tiene una utilidad práctica, un conocimiento aplicado a la vida en comunidad y que ahora se trata de recuperar”, indicó Uriarte.
“Esta ceremonia se trata de una profunda significación de la vida y el pensamiento de nuestros abuelos y de cómo vivían en armonía con todos los seres que habitan la Pacha”, amplió.
El Antigal de las Peñas Blancas, enclavado en Humahuaca, fue uno de los sitios elegidos para recibir al Tata Inti, “teniendo en cuenta el calendario de la luna”, es por ello “que el Inti Raymi es una ceremonia que se realiza a partir de la luna llena de junio”, manifestó el entrevistado.
“En el comienzo de este nuevo ciclo agrícola de las comunidades se realiza una ofrenda al padre sol, es un pedido de permiso ante el nuevo ciclo que llega”, explicó luego.
EL FUEGO SAGRADO, LA ENERGÍA VIVA
Sobre la expansión de las celebraciones del Inti Raymi en múltiples comunidades, valoró que “en más de quinientos años no lo han podido eliminar, está volviendo a salir con más fuerza”, enfatizó José Uriarte.
El referente comunero llamó a reivindicar la Fiesta del Sol en los establecimientos escolares “para que el 21 de junio se incluya en el calendario educativo, y la institución no se encuentre divorciada de la cultura propia”.
La celebración también se realizó en la región Puna, en la localidad de Laguna Colorada, a unos 10 kilómetros de la ciudad fronteriza de La Quiaca, que reunió a comuneros del departamento Yavi.
Las imponentes Salinas Grandes y parajes de la Quebrada de Humahuaca fueron otros de los escenarios de Jujuy donde las más de 30 comunidades de esas zonas realizaron diversos rituales a la espera del nuevo año andino.
Wari Paitan, del Consejo de Pueblos Originarios Llankaj Maki, dijo a Télam que “hablar del Inti Raymi, es hablar del Abya Yala profunda, donde los pueblos andinos amazónicos celebramos el retorno del sol”.
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“Es una de las cuatro festividades más significativa del mundo andino, el solsticio de invierno también se relaciona a la energía masculina y da inicio al año 5.530 de la región”, comentó la mujer originaria.
Durante la ceremonia que se inicia en la noche anterior, debe sostener encendido el calor del fuego, “que no puede faltar porque da la fortaleza al renacimiento del sol y en armonía con todos los seres vivos”, graficó.
“También este Inti Raymi tiene esa festividad espiritual, esa armonía, una sabiduría que nos lleva a la observación del sol”, explicó.
Durante este ciclo agrario, fecha en la que concluye el tiempo de cosecha, se inicia la siembra de los pueblos andinos.
“Tiene que ver con los productos y con nuestras propias vidas, para poder encaminarnos en el buen vivir en equidad, y sin olvidarnos en la reciprocidad”, concluyó.
Con información de Télam