Entornos de trabajo: el silencio como una habilidad de liderazgo

Cuando un líder se atreve a callar, se sorprende con lo inesperado: el silencio no es ausencia, sino un puente invisible. Por Sebastián Mealla*.

Entornos de trabajo: el silencio como una habilidad de liderazgo
En las organizaciones la sobrecarga de información reduce la calidad de las decisiones. Generar espacios de silencio pueden permitir pensar, escuchar y procesar.

En un mundo saturado de mensajes, notificaciones y discursos, el silencio parece un recurso escaso. Sin embargo, lejos de ser vacío o pasividad, el silencio puede convertirse en una de las habilidades más poderosas de un líder.

EL RUIDO COMO NORMA

En entornos de trabajo -en el mundo y naturalmente también en Jujuy-, solemos asociar liderazgo con voz fuerte, presencia constante y la capacidad de tener respuestas inmediatas. Pero esta dinámica muchas veces genera lo contrario a lo que se busca: conversaciones donde nadie escucha de verdad, decisiones apuradas y equipos que sienten que su palabra no tiene espacio.

La psicología organizacional viene advirtiendo hace años que la sobrecarga de información reduce la calidad de las decisiones. Un estudio de la consultora McKinsey señala que los ejecutivos dedican hasta el 65% de su tiempo a reuniones y comunicaciones, muchas de ellas poco efectivas.

¿Qué puede estar faltando en ese esquema? Espacios de silencio que permitan pensar, escuchar y procesar.

EL SILENCIO QUE ESCUCHA

Autores como Nancy Kline (Time to Think) sostienen que la calidad de nuestra atención determina la calidad del pensamiento del otro. Dicho de otra manera: cuando un líder guarda silencio genuino, le da al equipo la oportunidad de desplegar ideas que no emergerían en un espacio saturado de palabras.

En la misma línea, Otto Scharmer, creador de la Theory U, afirma que escuchar profundamente es clave para “dejar emerger el futuro que quiere nacer”. El silencio, en este sentido, no es ausencia, sino un puente invisible hacia nuevas posibilidades.

DESPOJARSE DE LAS INTERPRETACIONES

El silencio bien ejercido implica suspender juicios y despojarnos de nuestras interpretaciones automáticas. ¿Cuántas veces creemos saber lo que el otro va a decir y respondemos antes de escuchar? Ese hábito limita la creatividad y empobrece la colaboración.

Cuando un líder se atreve a callar, se sorprende con lo inesperado. Aparecen miradas diferentes, soluciones innovadoras y aprendizajes colectivos que difícilmente surgirían bajo la presión de respuestas rápidas.

UNA HABILIDAD ENTRENABLE

El silencio no se improvisa. Requiere entrenamiento y consciencia.

Algunas prácticas posibles:

  • Hacer pausas intencionales en reuniones, aunque generen incomodidad.
  • Preguntar y dejar espacio real para la respuesta, sin interrumpir.
  • Reservar momentos de “silencio estratégico” en la agenda para pensar antes de decidir.

Como afirma Edgar Schein en Humble Inquiry, escuchar con humildad es un acto de liderazgo en sí mismo. Y, paradójicamente, exige valentía: la valentía de no tener siempre la última palabra.

LIDERAR EN TIEMPOS DE RUIDO

En un contexto donde los líderes son medidos por su capacidad de comunicar, animarse al silencio puede parecer contraintuitivo. Sin embargo, quienes lo practican generan entornos más confiables, innovadores y colaborativos.

El liderazgo del futuro no será el de las respuestas inmediatas, sino el de la escucha profunda. El silencio, lejos de ser debilidad, es la nueva fortaleza.

PARA SEGUIR PENSANDO

  • Nancy Kline – Time to Think;
  • Otto Scharmer – Theory U;
  • Edgar H. Schein – Humble Inquiry;
  • William Isaacs – Dialogue and the Art of Thinking Together;
  • Stephen Covey – The 7 Habits of Highly Effective People.

(*) Acompaña a líderes, equipos directivos y organizaciones en procesos de transformación desde el coaching, la consultoría y la música. Cree que el liderazgo es más un viaje de preguntas que de respuestas definitivas.