"La situación en Bérgamo es dramática, dramática en serio", dice María Borsatti, de manera lacónica, desde el otro lado de la línea telefónica, allá en su ciudad, al norte de Italia, a 600 kilómetros de Roma.
Mery, como la conocen sus muchos amigos en Jujuy, sostiene que "las noticias que salen no son verdaderas (porque) la situación es mucho peor de lo que parece", y le pone un número: "Acá en Bérgamo se dice que hay 70.000 casos positivos", lo que significa que "la mitad de la población se enfermó" con el coronavirus COVID-19.
Agrega que, según se difunde allí, "hay una mortalidad del veinte por ciento", dato que se puede asimilar con el número de fallecimientos reportados oficialmente para todo el país, que es de 19.468 hasta este sábado por la tarde.
"Se tiene que decir también que la población italiana es muy anciana, así que obviamente los muertos son muchos más que en China, donde hay una población más joven", acota, pero a la vez reconoce como "cierto que está muriendo también gente joven" en su país.
En ese punto cita como ejemplo el caso del padre de unos amigos de su familia, "que ha muerto (por coronavirus) y tenía cincuenta años, así que no mueren sólo los viejos, mueren también los jóvenes, y el problema es que Italia no estaba lista para afrontar esta pandemia".
"Tenemos un muy buen servicio de salud -acota entonces-, muy buenos hospitales, pero no (estaban preparados) para tener tantos pacientes. Entonces está muriendo mucha gente porque si tiene cáncer, no la pueden curar; si tiene un paro de corazón, no lo pueden atender. La gente está muriendo en sus casas, no la pueden curar. Si tiene más de 65 años, la dejan morir porque no hay lugares en los hospitales".
"La situación es muy, muy triste", resume con un sentimiento que se percibe en su voz. "La situación está muy, muy mal", repite.
En su adolescencia, Mery Borsatti llegó a nuestra provincia como becaria estudiantil y, como no podía ser de otra manera, forjó muchas amistades que hacen que en su corazón y sus pensamientos esté siempre muy presente Jujuy, a la que volvió de visita. Incluso una "comitiva" jujeña asistió a su casamiento en Italia.
A la luz de lo que le toca vivenciar en su país, la joven italiana -reciente madre primeriza- aconseja a los jujeños: "Hay que quedarse en casa, es la única forma" de evitar el contagio.
También remarca que "hay que tener mucho, mucho cuidado, y hay que tener mucho miedo, porque va a empeorar mucho la situación", si no se atiende las medidas de prevención.
Avanzando en su testimonio para Vía Jujuy, relata en primera persona su experiencia de maternidad comentando que "mi bebé tenía que nacer en un hospital de Alzano, un pueblo que queda a cinco kilómetros de mi casa", pero no fue así "porque había demasiados enfermos y cerraron el hospital, lo dejaron solo para pacientes COVID".
"Entonces mi bebé -prosiguió- tuvo que nacer en Bérgamo, y tuvimos que hacerlo en la salud privada, que es adonde van a nacer los niños" por cuanto la salud pública está colapsada.
Al momento del parto "tuve que estar con máscara", apunta, y reconoce que lo vivió "con todo el miedo de que pudiera pasar algo", pero "gracias a Dios estábamos en el único lugar del hospital donde había bastante tranquilidad" y todo salió bien.
"Desde que nació el bebé estamos en cuarentena, y yo la estoy pasando bien -dice entre risas que distienden la entrevista- porque no me aburro", prodigándole todos los cuidados que el niño requiere.
Pero es inevitable volver al tema de la pandemia y entonces señala que "dentro de mi familia han muerto dos, mi familia se ha enfermado toda. Gracias a Dios ni yo ni mi marido nos enfermamos, pero igual estamos con miedo porque también los nenes se enferman. Tengo dos amigas que fueron al hospital con sus bebés de veinte días y dieron positivo", refiere.
En ese pasaje, Mery sugiere que para mantener la tranquilidad "no hay que leer noticias, no hay que escuchar las historias de otra gente", porque pueden ser perturbadoras.
"Esta es la realidad. Ahora les voy a dar un mensaje de fe", continúa, para empezar a despedirse.
"Dentro de todo, los jóvenes, muy jóvenes, gente de nuestra edad, parece que sí se enferman, pero en una manera muy leve. Los bebés siguen naciendo y eso trae mucha mucha fe y mucha esperanza. Y la vida sigue. Pero hay que tener cuidado, quedarse en casa. Así, seguramente vamos a salir todos con mucha más fuerza", concluye Mery, con un optimismo que ojalá -éste si- resulte contagioso.