Las recientes inundaciones en Valencia, provocadas por una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), han desatado una ola de críticas sobre la supuesta falta de alertas que podrían haber mitigado los daños. Muchos argumentan que la incapacidad de prever el fenómeno fue en parte responsable de las consecuencias devastadoras, señalando que el radar meteorológico de la ciudad estuvo averiado. Sin embargo, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha confirmado que el radar funcionaba correctamente, gracias a un sistema de emergencia que garantiza su operatividad ante fallos.
Como suele ocurrir en situaciones como esta, las redes sociales se han llenado de teorías y señalamientos, donde algunos usuarios aseguran que las señales de la catástrofe estuvieron ahí y que no hubo una alerta para evitar lo que ocurrió.
Es que a pesar de la correcta operación del radar, es innegable que las precauciones necesarias no se tomaron. A muchas empresas se les permitió operar como si nada estuviera sucediendo, enviando a sus empleados a trabajar sin tomar en cuenta las advertencias meteorológicas que se habían emitido días antes. De hecho, varios meteorólogos habían alertado sobre el riesgo de inundaciones con cuatro días de anticipación, lo que genera interrogantes sobre la responsabilidad de las empresas en la protección de sus trabajadores.
¿Se podía predecir lo que ocurrió en Valencia?
El fenómeno de la DANA es particularmente complicado de predecir debido a la naturaleza caótica de la atmósfera, especialmente durante los meses de otoño. Según los meteorólogos, las predicciones precisas no pueden hacerse con más de 3 a 5 días de antelación, lo que limita la capacidad de reacción ante fenómenos severos. A pesar de esto, el 25 de octubre, el meteorólogo Juan Jesús González Alemán ya había advertido en X (antes Twitter) sobre la posibilidad de que se avecinaba una DANA.
“Si todo sigue tal y como prevén los modelos meteorológicos durante los próximos 5 días, esta DANA, por sus características y comportamiento, tiene mucho potencial de entrar en el grupo de las de alto impacto. De las que pueden serán recordadas en la vertiente mediterránea”, explicó el pasado 25 de octubre.
Aún así, la AEMET emitió alertas rojas solo el día de las inundaciones, lo que condujo a algunas empresas a reaccionar a tiempo. Sin embargo, la falta de acción pone de relieve la necesidad de una mejor comunicación y gestión de las alertas meteorológicas.
Finalmente, es crucial reconocer que, aunque la DANA de Valencia no pudo ser evitada, la gravedad de sus efectos podría haberse mitigado. Los fenómenos climáticos extremos, como el que se vivió, están aumentando en frecuencia y severidad debido al cambio climático. La temperatura del Mediterráneo, en constante aumento, contribuye a la intensidad de estos eventos meteorológicos. Si bien no se pueden prevenir completamente, un esfuerzo conjunto para combatir el calentamiento global puede ayudar a disminuir su impacto.
¿Qué es la DANA?
La DANA, que son las siglas de Depresión Aislada en Niveles Altos, es un fenómeno meteorológico que a menudo se asocia con lluvias intensas, tormentas y, en ocasiones, inundaciones. Para entender cómo se forma la DANA, se podría pensar en una burbuja de aire frío en las capas altas de la atmósfera. Esta burbuja se separa del flujo habitual del viento y queda aislada. Cuando esta masa de aire frío se encuentra con aire cálido y húmedo cerca de la superficie terrestre, se producen condiciones ideales para la formación de nubes y precipitaciones abundantes.