La Comunidad Valenciana en España enfrenta una de las peores catástrofes climáticas de las últimas décadas. Torrenciales lluvias y vientos intensos azotaron la región, dejando al menos 62 fallecidos, numerosos desaparecidos y comunidades aisladas. Mientras los servicios de emergencia intentan acceder a las zonas más afectadas, el balance de víctimas continúa siendo provisional, y el temor a un aumento en la cifra de fallecidos sigue latente. Sin comunicación en muchas áreas, la incertidumbre para los residentes se extiende.
La situación es crítica en pueblos como Ribarroja de Turia, donde carreteras y puentes quedaron intransitables. José Manuel Rellán, uno de sus habitantes, relató: “Ha estado lloviendo sin parar durante 10 horas... No se puede acceder al pueblo, estamos incomunicados”. Las imágenes de la tragedia muestran calles convertidas en ríos y vehículos arrastrados por la corriente. En Valencia, María Carmen, atrapada en su coche, tuvo que escapar por la ventanilla y subirse al techo de una furgoneta, donde permaneció varias horas hasta su rescate.
El Gobierno español y la respuesta de emergencia
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llamó a la población a mantener la calma y resaltó que las administraciones públicas están “trabajando de forma coordinada” para hacer frente a la emergencia. En tanto, el presidente autonómico de Valencia, Carlos Mazón, reiteró la recomendación de evitar desplazamientos en carretera en las provincias afectadas. El rey Felipe VI también expresó su tristeza por la tragedia, mientras que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ofreció apoyo desde la Unión Europea.
La respuesta a la emergencia incluyó el despliegue de más de 1,000 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, especializados en misiones de rescate. La ministra de Defensa, Margarita Robles, calificó la situación como “un fenómeno sin precedentes”, destacando la movilización de unidades caninas para la búsqueda de cuerpos y psicólogos para asistir a las víctimas.
El impacto de las lluvias y el cambio climático
Las precipitaciones intensas han sido devastadoras. En algunas zonas, la cantidad de lluvia caída en un solo día supera el promedio de un mes, algo que la agencia meteorológica estatal, Aemet, considera como parte de una tendencia más amplia provocada por el cambio climático. Según Aemet, “los patrones de precipitación están cambiando, y varios estudios señalan la posibilidad de lluvias más torrenciales en un planeta más cálido y con más energía disponible”.
Mientras las autoridades evalúan el impacto en infraestructuras y bienes materiales, y se guarda un minuto de silencio en el Congreso en honor a las víctimas, queda claro que esta es la catástrofe por mal tiempo más mortal en España desde 1996, cuando 86 personas perdieron la vida en un camping en Huesca debido a lluvias intensas.
Con las lluvias previstas hasta el jueves, la región se enfrenta a días de incertidumbre. La tragedia marca un antes y un después en la lucha contra los efectos del cambio climático y evidencia la urgencia de medidas preventivas ante fenómenos meteorológicos extremos.