Más del 50% de los votos colocaron a Gustavo Petro Urrego en la presidencia de Colombia este domingo. Pero no estará solo en esta empresa: lo acompañará Francia Elena Márquez Mina, quien será la primera vicepresidenta afro de la historia de ese país.
La fórmula de izquierda, otro suceso para esa nación, estará en la gestión hasta 2026. Además, es la segunda vez consecutiva que una mujer asume el cargo de vicepresidente.
Márquez Mina nació en Suárez, departamento de Cauca. Es líder social, abogada de la Universidad Santiago de Cali y cursa una especialización en escrituras creativas de la Universidad ICESI. Asimismo, es reconocida por ser activista, ganó el Premio Nacional a la defensa de los Derechos Humanos, en 2015, y el premio Goldman -considerado como el “Nobel de medioambiente”- en 2018 por su lucha contra la minería ilegal en el suroccidente del país, que comenzó desde que estuvo en el Consejo Comunitario del corregimiento La Toma de su municipio natal.
Esa labor de defensa por el territorio y las comunidades la puso como blanco de amenazas de grupos armados ilegales. Incluso en 2018 sufrió un atentado en Santander de Quilichao, Cauca, durante una reunión con la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca.
En 2019, el medio británico BBC la ingresó en el listado del top 100 de mujeres más influyentes del mundo. “Quiero ser presidenta de este país”, escribió en esa oportunidad en su cuenta de Twitter. En 2020, fue presidenta del Consejo Nacional de Paz y Convivencia, cuando se dedicó a defender el cumplimiento de los Acuerdos de Paz.
En 2021, fue precandidata presidencial por el Pacto Histórico y participó en las consultas del 13 de marzo. Obtuvo la mayor votación de la coalición con 783.160. El 23 de marzo, Petro anunció que lo acompañaría en la fórmula como su vicepresidenta.
Cuáles son las causas que defiende Francia Márquez
Con el tiempo, Márquez se convirtió en la voz de las comunidades, el medioambiente y los territorios ancestrales del Pacífico colombiano. “Soy parte de un proceso, de una historia de lucha y resistencia que empezó con mis ancestros traídos en condición de esclavitud. Soy parte de la lucha contra el racismo estructural. Soy parte de los que luchan por seguir pariendo la libertad y justicia”, reza la bandera que levanta la vicepresidente electa.
La protección de la “casa grande”, como le dice a los territorios, comenzó cuando tenía 15 años: a finales de los años 90, Márquez participó en procesos de su comunidad por los efectos de un megaproyecto de desviación del río Ovejas a la represa Salvajina.
Su precandidatura presidencial de este año se lanzó con el movimiento ‘Soy porque somos’, que también se convirtió en su eslogan político. El lema surge de la palabra ubuntu, una filosofía de tribus sudafricanas que significa “yo soy porque nosotros somos”.
En su carrera rumbo a la presidencia, centró su plataforma en las comunidades y las regiones históricamente excluidas, el feminismo en la política, la dignidad, la justicia y los derechos, y logró poner sobre los debates temas como el racismo, clasismo y machismo.