A través de un documento firmado y publicado por el Vaticano este miércoles, el papa Francisco exhortó a los teólogos católicos a estar más en sintonía con los retos que enfrenta la gente común y a dialogar con los no creyentes, así como los creyentes de otras religiones.
Al mismo tiempo, el sumo pontífice destacó que está actualizando los estatutos de la Pontificia Academia de Teología. La última revisión fue realizada hace casi 25 años por el papa Juan Pablo II. ”Ha llegado el momento de revisar estas normas para volverlas más adaptables a la misión que nuestro tiempo impone a la teología”, escribió Francisco en una Carta Apostólica.
Así, afirmó que los teólogos deben “confrontarse con profundas transformaciones culturales”. No mencionó asuntos específicos, pero los exhortó a demostrar “apertura al mundo, al hombre, en lo concreto de su situación existencial, con sus problemáticas, sus heridas, sus retos, sus potencialidades”.
“La reflexión teológica está llamada a una inflexión, un cambio de paradigma”, que la compromete a “ser capaz de leer e interpretar el Evangelio en las condiciones de la vida cotidiana de hombres y mujeres, en distintos ambientes geográficos, sociales y culturales”.
Esto incluye, prosiguió el Papa, ser capaces de “entrar en la cultura, en la visión del mundo, en la tradición religiosa de un pueblo”. La teología debe desarrollarse dentro de una cultura del diálogo que incluye “distintas confesiones cristianas y distintas religiones, confrontándose abiertamente con todos, creyentes y no creyentes”, escribió Francisco.
La teología, dijo, no debe “encerrarse en la autorreferencialidad, que conduce al aislamiento y la insignificancia”. También dijo que la teología debe estar “atenta a la voz de los pueblos, así, una teología ‘popular’ dirigida misericordiosamente hacia las heridas abiertas de la humanidad y la creación y dentro de las heridas de la historia humana”.
Hace cuatro meses, al designar un asesor teológico de Argentina para dirigir la poderosa oficina vaticana que vigila la ortodoxia doctrinaria, Francisco emitió un recordatorio de que su “propósito central” es salvaguardar las enseñanzas de la iglesia para “dar razón para nuestra esperanza, pero no como enemigos a señalar y condenar”.