El expremier ministro italiano, Silvio Berlusconi, falleció este lunes a sus 86 años. Había sido hospitalizado el viernes por segunda vez en meses para recibir tratamiento por una neumonía, agravada por una forma de leucemia crónica.
Fue despedido hoy con un funeral de Estado en la famosa Catedral de Milán, su ciudad natal, en una ceremonia que contó con la presencia del presidente Sergio Mattarella, la premier Giorgia Meloni y sus dos viceprimeros ministros, Matteo Salvini y Antonio Tajani.
En la plaza adyacente, centenares de personas hicieron fila desde la mañana temprano para estar frente al denominado “Duomo” de estilo gótico, con pantallas gigantes dispuestas para garantizar la visibilidad de todos los que se acercaran.
El féretro, en madera y cubierto con flores blancas y rojas, llegó al Duomo a las 15 hora locales. Salió desde la mansión en Arcore, en la periferia milanesa, donde Berlusconi ha sido velado de forma estrictamente privada por su familia y sus socios y colaboradores más allegados la noche anterior.
Una vez en el templo fue recibido por sus cinco hijos: Marina, Pier Silvio, Barbara, Eleonora y Luigi, y por su última novia, Marta Fascina, que lloraba desconsolada.
En Italia rige el luto nacional, con banderas a media asta en los edificios públicos, mientras que el Parlamento desistió de suspender las sesiones de Diputados y Senadores para homenajear al cuatro veces premier.
El cuerpo de Berlusconi será cremado tras la liturgia y sus cenizas reposarán en la capilla de su mansión, según avanzan los medios locales.
Berlusconi, adorado y odiado a partes iguales por los italianos, llevaba varios años enfermo, aunque seguía siendo el jefe oficial de su partido de derechas Forza Italia, miembro del gobierno de coalición de la primera ministra Giorgia Meloni.
Frente al Duomo también estaban presentes, con pancartas, bufandas y banderas, varios hinchas del AC Milan, el equipo de fútbol que Berlusconi fue presidente durante treinta años.