Pagers y beepers utilizados por miembros de la organización Hezbollah explotaron casi simultáneamente en Líbano y Siria durante este martes. El saldo fue nueve personas muertas, incluida una niña de 8 años, y miles de heridos.
A raíz de esto, desde Hezbollah y del Gobierno libanés culparon a Israel, señalando el hecho como un “sofisticado ataque a distancia”.
Entre los heridos estaba el embajador de Irán en Líbano. El misterioso incidente se produjo en medio de crecientes tensiones entre Israel y Hezbollah, que intercambiaron disparos en la frontera entre Israel y Líbano desde el ataque del 7 de octubre por parte de Hamás, que desencadenó la guerra en Gaza.
Los dispositivos que explotaron habían sido adquiridos recientemente por Hezbollah, después de que el líder del grupo ordenó a sus miembros que dejaran de usar celulares, advirtiendo que “podrían ser rastreados por la inteligencia israelí”. Un funcionario de Hezbollah dijo a la agencia The Associated Press que los dispositivos eran de una marca nueva que el grupo no había usado antes.
Alrededor de las 15:30 horas del martes, mientras la gente compraba alimentos, se sentaba en los cafés o conducía sus autos y motocicletas en el tráfico de la tarde, los aparatos que llevaban en las manos o en los bolsillos empezaron a calentarse y luego explotaron.
Las explosiones se registraron sobre todo en zonas donde Hezbollah tiene una fuerte presencia, en particular un suburbio al sur de Beirut y en la región de Becá, pero también en Damasco, la capital de Siria, de acuerdo con funcionarios de seguridad libaneses.
Las explosiones y sus consecuencias
Las explosiones se produjeron horas después de que la agencia de seguridad interna de Israel dijera que había frustrado un intento de Hezbollah de matar a un exfuncionario de seguridad israelí con un dispositivo explosivo que podía detonarse a distancia. No obstante, no se responsabilizaron por lo sucedido con los artefactos que explotaron.
Algunos expertos señalaron que las explosiones apuntan a una operación planeada desde hacía tiempo, posiblemente llevada a cabo mediante la infiltración en la cadena de suministro y la manipulación de los dispositivos con explosivos antes de su entrega en Líbano.
El operativo tuvo como blanco una extraordinaria cantidad de personas con cientos de pequeñas explosiones que mutilaron a algunas personas.
En los hospitales, los heridos llegaban en camillas, algunos sin manos, con la cara parcialmente destrozada o con agujeros en la cadera y las piernas cerca de la zona del bolsillo.
El ministro de salud del Líbano, Firas Abiad, dijo a la cadena qatarí Al Jazeera que al menos nueve personas murieron a causa de las explosiones, incluida una niña de 8 años, y otras 2.750 resultaron heridas, 200 de ellas de gravedad. La mayoría presentaba heridas en la cara, la mano o alrededor del abdomen.
La organización dijo en un comunicado que dos de sus miembros estaban entre los muertos. Uno de ellos era Mahdi Ammar, hijo de un miembro de Hezbollah en el parlamento, mientras que dos hijos de otras figuras prominentes resultaron heridos, dijo el funcionario de Hezbollah que habló bajo anonimato.