El origen del ayuno es una acción de penitencia que se remonta al Siglo II y tiene un significado de purificación en el cristianismo, en el que se toma como referencia las privaciones de figuras como Jesús, que ayunaron durante 40 días en el desierto.
La abstinencia es una tradición que recuerda que antiguamente preparar un plato de comida que contenga carne era costoso, por lo cual evitarlo era un símbolo de austeridad.
En la actualidad, la Iglesia no solo recomienda la privación de carne, sino cualquier sacrificio alimenticio y otras privaciones como evitar la tecnología y las cosas superfluas.
“Ayunar es renunciar a las cosas vanas e inútiles, para acudir a lo esencial. Es buscar la belleza de una vida más sencilla”, expresó el Papa Francisco.
La tradición del ayuno incluye los días de vigilia como el Miércoles de Ceniza y los viernes de Cuaresma, incluido el Viernes Santo.