A lo largo y ancho del planeta tiene distintos nombres: Papá Noel, el famoso Viejito Pascuero, San Nicolás, Father Christmas, Père Nöel y Babbo Natale. Su imagen es facilmente reconocida por toda la población mundial. Vestido de rojo, con un gorro con un pompón en la punta. Barba larga y varios años encima. Va acompañado por sus renos y un hermoso trineo lleno de regalos con moños y papeles brillantes durante Navidad.
Pero su verdadero origen no es conocido. Hay muchas leyendas alrededor de Papá Noel pero la realidad es que este personaje está basado en un personaje hisórico: San Nicolás de Bari.
Cuál es la verdadera historia de Papá Noel
Fue un obispo cristiano que vivió entre los siglos III y IV en la región de Licia, actualmente Turquía. Se encontró con un padre de origen humilde, que tenía tres hijas. No las podía casar con sus maridos por no poseía la fortuna necesaria, lo que traía una enorme vergüenza para su familia.
Al enterarse de esto, San Nicolás dejó a escondidas bolsas con monedas de oro para cada una de las jóvenes. Las tiró por una ventana de la casa de este hombre y terminaron cayendo sobre los calcetines de las jóvenes que estaban colgabando sobre la chimenea.
De esta acción surgen nuestras tradiciones: que Santa no pueda ser visto y las famosas medias colgadas en Navidad que vemos en las películas.
¿Cómo se volvió tan popular Papá Noel?
Inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam, actual Nueva York en el siglo XVII. Allí no solo llevaron su fuerza para trabajar, sino que trasladaron sus costumbres y mitos. La celebración de Sinterklaas (San Nicolás, en neerlandés), que conmemora a su patrono entre el 5 y el 6 de diciembre, también estuvo presente.
En 1809, el escritor Washington Irving escribió la novela satírica “Una historia de Nueva York”, en la que deformó al santo holandés Sinterklaas, con el nombre angloparlante de Santa Claus.
En 1823, el escritor Clement Clarke Moore, publicó un poema donde donde empezamos a ver por primera vez las bases del actual mito de Papá Noel, basándose en ese antiguo personaje de Irving.
Cuarenta años después, nuestro tan querido Santa empezó a adquirir su figura actual: barba y cara de bueno, generoso con los niños y niñas. Esto fue gracias al dibujante alemán Thomas Nast, que lo diseñó para sus caricaturas navideñas que se publicaron en la revista Harper’s Weekly.