Un nuevo mapa elaborado por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) reveló qué regiones de Argentina tienen niveles de arsénico por encima de lo recomendado. El dato no es menor: millones de personas podrían estar consumiendo agua contaminada sin saberlo, según los especialistas.
La herramienta, que reúne más de 350 muestras de distintas provincias, posiciona al arsénico como una de las problemáticas sanitarias más extendidas del país. Y los resultados encendieron una alarma.
En qué partes de Buenos Aires hay agua con arsénico
De acuerdo a lo difundido en el informe, hay 10 zonas de Buenos Aires que quedaron calificadas como “rojas”, con la recomendación directa de no consumir ni tomar agua de red ni de pozo. Ellas son: Chivilcoy, Mercedes, Escobar, General Rodríguez, Cañuelas, Monte, Roque Pérez, Azul, Villarino, Almirante Brown, Ezeiza y San Vicente.
Otras zonas calificadas como “amarillas” donde la población tiene que estar atenta son: General Pueyrredón (Mar del Plata), Villa Gesell, Tres Arroyos, Olavarría, Junín, San Pedro, Bolívar, Baradero, Salliqueló y La Plata, junto a otros municipios del Gran Buenos Aires.

¿Dónde está el arsénico en niveles más altos?
El mapa identifica en rojo las zonas con más de 50 ppb de arsénico, consideradas de mayor riesgo. Estas áreas se concentran principalmente en la llanura Chacopampeana, que abarca:
- Buenos Aires: especialmente el corredor de la ruta 5 (9 de Julio, Bragado, Casares, Trenque Lauquen) y sectores cercanos a Mar del Plata.
- Córdoba: fuerte presencia en el sur provincial.
- Santa Fe: zonas amplias del sur muestran valores elevados.
- La Pampa: varias localidades superan los límites recomendados.
- Mendoza: también aparece en el mapa como región comprometida.
En amarillo, el mapa muestra niveles de entre 10 y 50 ppb. Allí aparecen provincias del norte como Santiago del Estero, Chaco, Tucumán, Salta y Formosa, donde se recomienda precaución.
El sur de la Patagonia, en cambio, presenta valores muy por debajo de los límites internacionales, siendo una de las áreas más seguras del país.

¿Por qué aparece arsénico en el agua?
Según explica el Dr. Jorge Daniel Stripeikis, líder del proyecto, esta situación es mayoritariamente natural:“Se debe a fenómenos geológicos que ocurrieron hace millones de años, vinculados a la formación de la Cordillera de los Andes”.
El arsénico se desprende de la corteza terrestre y puede disolverse en las napas subterráneas. Cuando estas son utilizadas para consumo, el riesgo aumenta.
Qué alerta la OMS sobre los riesgos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la exposición prolongada al arsénico puede causar:
- Cáncer de piel, pulmón y vejiga
- Lesiones y cambios en la pigmentación
- Problemas cardiovasculares
- Diabetes
- Afecciones respiratorias crónicas
Una de las enfermedades más asociadas es el Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE), provocado por consumir agua contaminada durante años. Puede manifestarse con lesiones cutáneas, dificultad respiratoria y, en casos graves, distintos tipos de cáncer.
A nivel global, la OMS estima que 140 millones de personas consumen agua con niveles superiores a los recomendados.
Para qué sirve este nuevo mapa
La herramienta fue actualizada por el equipo del ITBA junto a la investigadora Lucía Digón, que mejoró la accesibilidad y la lectura del mapa. Las mediciones las realiza el Dr. Jhon Alejandro Ávila, responsable del Laboratorio de Ingeniería Química y Medio Ambiente (LIQMA).
El objetivo es claro: identificar las zonas que necesitan intervención urgente y facilitar el monitoreo público. Durante la pandemia, la recepción de muestras cayó, por lo que el instituto invita a los vecinos a acercar agua para análisis en su sede de CABA.
¿Qué hacer si vivís en una zona afectada?
- Revisar los informes locales de calidad de agua.
- Consultar el mapa actualizado del ITBA.
- Evitar consumir agua de pozos sin análisis reciente.
- Utilizar filtros certificados o fuentes seguras, especialmente para cocinar y beber.
El mapa busca justamente esto: brindar información clara para reducir riesgos y garantizar que cada comunidad pueda acceder a una fuente de agua segura.


































