Un reciente informe elaborado por investigadores de Goldman Sachs Global, uno de los bancos de inversión más poderosos de mundo, pronostica un futuro pesimista para la Argentina en materia económica. En concreto, para los analistas, la inflación interanual del 2023 rondaría el 85%.
“En la Argentina, se prevé que la inflación general alcance los tres dígitos en el primer trimestre de 2023 (interanual, duplicando el índice del 50,9% de 2021), dada la recurrente monetización de los grandes déficits fiscales, la débil credibilidad de las políticas y los controles de precios y de la moneda cada vez más costosos e insostenibles”, detalla el documento.
Como los principales factores que influyen en el pronóstico para el país figuran el desequilibrio económico y financiero, las intensas presiones sobre las divisas, la escasez de reservas, la asignación ineficiente de recursos y los precios atrasados de las tarifas de servicios como la luz y el gas.
“Entre las medidas que se tomarán, prevemos una gran devaluación y el restablecimiento de algunos de los actuales controles de precios. La credibilidad de la política sigue siendo escasa y, hasta ahora, el programa del Fondo Monetario Internacional (FMI) no ha podido reequilibrar la economía”, señala el informe de Goldman Sachs.
En cuanto a las elecciones presidenciales, los autores consideran que “serán cruciales e imprevisibles en octubre de 2023 y mantendrán la incertidumbre en medio de elevados niveles de polarización política y social. Desde un 4,8% más alto de lo previsto en 2022, esperamos que la economía se desacelere hasta alcanzar un crecimiento cero en 2023.
Las proyecciones de Goldman Sachs para América Latina
La actividad real se desacelerará hasta situarse por debajo de la tendencia en 2023, tal como indica el informe. Asimismo, se espera que el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) se reduzca visiblemente del 3,4% en 2022 al 1,1% en 2023, debido a las situaciones financieras internas y externas más estrictas de los países, las condiciones crediticias más exigentes, el endurecimiento de los mercados laborales, la persistente incertidumbre política y la menor confianza de los consumidores y las empresas.
Con tipos de interés ligeramente más bajos en el segundo semestre de 2023, se espera que la orientación de la política monetaria permanezca en un territorio restrictivo. Sobre todo, en un contexto mundial plagado por riesgos excepcionales, que está experimentando su propia dinámica macroeconómica de reequilibrio y que está cambiando hacia un nuevo e incierto equilibrio geo estratégico a largo plazo.
En un párrafo un tanto más esperanzador, el documento pronostica que “los precios de las materias primas -que fueron una fuente de presiones al alza de los precios en 2021 y 2022-, se mantendrán en una buena posición en 2023, con subidas a corto plazo, fundamentalmente para el caso del petróleo y del cobre”.
“La escalada de picos es un reto y está llena de sorpresas, pero los alpinistas experimentados están de acuerdo en que los descensos de picos son mucho más peligrosos que las subidas”. Los principales retos a los que se enfrentarán los responsables políticos de América Latina para navegar por estos traicioneros descensos son: