Los más pobres y aquellos sectores que apenas obtienen los recursos mínimos para comer fueron los más castigados por la inflación en el último año. Así se desprende de informes oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Si bien en noviembre se percibió cierto alivio en la suba de los alimentos, si comparamos con el mismo mes de 2021 el incremento fue de 101,8%, contra una variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 92,4%. O sea, que los segmentos de la población más vulnerable sufrieron un alza de precios 9,4 puntos superior al del resto de la sociedad.
Esta diferencia surge de comparar el valor de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la variación del total de los precios de la economía.
La CBA se utiliza para medir la indigencia y está compuesta por un conjunto de alimentos esenciales para la supervivencia durante un mes.
De acuerdo a la medición del INDEC, un matrimonio con dos niños en edad escolar, tuvo que reunir ingresos por $64.012,22 para comer en forma básica.
Si tomamos lo sucedido entre enero y noviembre, la CBA aumentó 94,2%, contra un 85,3% del IPC. Esta brecha se recortó mínimamente el mes pasado porque la canasta de referencia de la indigencia subió 3,1% contra un índice general de 4,9%
En este cambio incidió el programa Precios Justos, que frenó la escalada en las góndolas e hizo que el “rubro alimentos” fuera el que menos aumentara el mes pasado (3,5%).
En tanto, la Canasta Básica Total (CBT), cuyo valor sirve para marcar la tasa de pobreza, subió 4,4% y forzó a una familia tipo a obtener $ 145.947, 87 para no ser considerada pobre.
La CBT aumentó 91,7/% desde enero y 97,4% en la medición interanual, también por encima de la variación del IPC para cada período.
Las diferencias se explican porque la CBA solo mide alimentos, la CBT incluye servicios básicos (públicos y transporte), y el IPC abarca a todo tipo de bienes y servicios, entre los que se incluyen salud y educación privada, restaurantes, recreación y artefactos para el hogar, entre otros.
La Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) –indicador que sirve para diferentes actualizaciones vinculados a los salarios- se ubicó en octubre en $174.436,90, apenas un 20% por encima de la canasta de pobreza. En consecuencia, al ser un promedio sobre el cálculo de unos 6 millones de trabajadores, se desprende que buena parte de empleados formales son pobres.
La situación se agudizó en los últimos meses, dado que la escalada de los precios socavó el poder adquisitivo de los salarios, principalmente en los sectores con menos poder de negociación para negociar.
Ante este escenario, el Gobierno intentó recomponer ingresos dictando un decreto para el pago de un bono de $ 24.000 para empleados con sueldos hasta los $185.859 y de $ 13.000 para los beneficiarios del programa “Potenciar Trabajo”. La medida tuvo el rechazo de sectores industriales comerciales por inoportuna, y de las organizaciones sociales, por insuficiente, mientras que apenas fue tibiamente respaldada por sectores gremiales.
El último informe del Observatorio de la Deuda Social de Universidad Católica de Argentina indicó que en la Argentina hay 17 millones de pobres, que representa el 43,1% de la población. En tanto, se encuentran en la indigencia 8,5 millones de personas, equivalente al 8,1% del total de habitantes.
Los datos publicados a principios de diciembre aún no habían recogido el impacto de la suba de precios de octubre y noviembre, con lo cual es posible que ambas cifras se hayan incrementado.
El próximo dato oficial de la pobreza en la Argentina lo dará a conocer el INDEC en marzo de 2023 y referido al 31 de diciembre de este año.
Dólar en alza
La operación bancaria y cambiaria tuvo este martes una rueda acotada entre las 10 y las 12 dado el feriado decretado por el Gobierno nacional, mientras que la Bolsa de Comercio solo operó una hora desde las 11.
En ese marco, el dólar “Blue” escaló $ 1 y cerró a $ 326, sosteniendo la tendencia ascendente que se había dado con mucha más fuerza el lunes cuando saltó de $ 321 a $ 325.
En un día con transacciones restringidas, la señal final fue de un billete demandado.
El Banco Central efectuó una leve devaluación del dólar oficial de 0,02% y quedó en $ 180,68. En las dos primeras jornadas la depreciación fue de 0,74%. De esta forma, el dólar ahorro quedó en $ 298,12. El mayorista avanzó 0,19% a 173,93.
En los 60 minutos que duró la rueda en la Bolsa de Comercio, el Contado con Liquidación cayó 0,7% a $ 329,95 y el MEP subió 1,30% a $ 325,01.
Con muy poco volumen operado el Banco Central interrumpió la seguidilla de compras y vendió en el mercado de cambio U$S 31 millones.