La actividad económica en septiembre cayó 0,3% con relación al mes anterior y abortó la recuperación que había insinuado en julio y agosto.
En la medición interanual se verificó una baja de 3,3% y en el acumulado de nueve meses la contracción es de 3,1%.
Los datos corresponden al Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) que difunde el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) todos los meses a modo de adelanto de la evolución del PIB, cuyo resultado se difunde en forma trimestral.
Esta baja es producto de la desaceleración de la actividad agrícola pasada la cosecha y la retracción de la industria, la construcción y el consumo. La caída en estos sectores no pudo ser compensada por el sector energético que resulta uno de los más dinámicos.
El resultado que dio a conocer el Indec pone bajo revisión el optimismo oficial acerca de que la economía estaba en plena etapa de crecimiento.
Industrias a la baja
El dato negativo se produjo luego de alzas intermensuales de 2,7% en julio y 0,9% en agosto, que alentaban al presidente Javier Milei y al ministro de Economía, Luis Caputo, a ponderar el “éxito del plan económico”. Incluso contradice datos privados que daban por terminada la recesión.
En buena parte, esta caída se basa en la desaceleración del sector agropecuario, que avanzó solo 3,1% en forma interanual, cuando en la primera parte del año lo hacía a tasas de hasta el 97% (dada que la base de comparación es muy baja por la sequía).
Por su parte, la industria manufacturera cayó 6,2%, mientras que la construcción cedió 16,6%, siendo el sector de peor performance. Por la baja del consumo, el comercio retrocedió 8,3%, mientras que hoteles y restaurants lo hizo 5,9%. A los rubros en caída se sumó comunicaciones con retroceso de 1%.
Al alza se apuntó “minas y canteras” (7,6%) y el sector financiero (2,5%).
Caída inesperada para el Gobierno
Antes de la aparición de la información del Indec, Caputo había asegurado que la economía estaba en crecimiento y que era consecuencia de la efectividad del programa económico.
“En agosto ya recuperamos el nivel de actividad que había en diciembre del año pasado y en octubre estamos en el mismo que en noviembre”, dijo en horas del mediodía en un Congreso de Economías Regionales que se realizó en Corrientes. Pocas horas después, el Indec puso en revisión esa aseveración.
En esa intervención, Caputo, salió a calmar las tensiones y prometió “equilibrar la cancha” antes de abrir la economía.
El jefe del Palacio de Hacienda reconoció que con el actual nivel de costos e impuestos podría generar un escenario adverso para la producción local con impacto en los niveles de empleo.
“La idea es que la sociedad pueda acceder a mejores bienes a menores precios. Pero Tenemos que ser cuidadosos como llegamos ahí. No podemos pasar de un extremo al otro, porque estaríamos favoreciendo a un sector de la sociedad y estaríamos siendo injustos con emprendimientos e industrias que están en el país hace muchísimos años lidiando con impuestos injustos”, señaló Caputo.
Durante la última semana el sector productivo “hizo fila” para advertirle al Gobierno nacional que una apertura económica en las actuales condiciones sería el fin de la producción interna. Los fantasmas se azuzaron con la intención de presidente Milei de avanzar en un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos, tras la llegada de Donald Trump al poder.
El martes la Unión Industrial Argentina (UIA) presentó un documento en el que exigió que se discuta una agenda para avanzar en la competitividad de la economía argentina “en paralelo a las medidas de apertura al comercio internacional”.
A las 48 horas el presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, alertó sobre el cierre de 25.000 empresas y la pérdida de 300.000 puestos de trabajo de cara a 2025 si no se limita de alguna manera el ingreso de productos terminados al país.
A esto debe sumarse el constante reclamo del sector agropecuario por una baja de retenciones, en un escenario de sostenida baja del dólar que minimiza la rentabilidad.
Caputo recogió las inquietudes y decidió llevar un poco de tranquilidad, avisando que habrá límites: “La competencia tiene que ser justa”.
El ministro aclaró que planes como un tratado de libre comercio llevan años de negociaciones y en ese sentido señaló: “Ese tiempo lo vamos a utilizar para bajar impuestos y que nuestros empresarios sean más competitivos y cuando nos abramos al mundo puedan competir en una cancha más equilibrada.
“’Toto’ aprendió a declarar, esperemos a ver lo que pasa”, se limitó a decir un empresario que prefirió no ser nombrado.
En este marco, Caputo justificó la medida de facilitar los envíos “puerta a puerta” y aseguró que “son montos ínfimos y no impactan en la industria”.
“Queremos darle una mano a la clase media, porque vemos gente que viaja para comprar cosas afuera y además en ese viaje se nos van dólares. La idea es ayudar a quienes no pueden viajar a tener la posibilidad de comprar a esos precios”, aseguró el ministro.