El presidente, Alberto Fernández, sembró dudas sobre la finalización del gasoducto Néstor Kirchner, cuya puesta en marcha está anunciada para el 20 de junio y es clave para el manejo de dólares, dado que supone un ahorro de cerca de U$S 2.000 millones para este año en un contexto delicado por la baja de ingresos que tendrá el país como consecuencia de la sequía.
El presidente señaló que la obra estará en condiciones de inaugurarse “a mediados de año” evitando así mencionar la fecha de 20 de junio que se había transformado en icónica para el sector energético y para el mismo gobierno.
Si bien la temporalidad de la frase “mediados de año” incluye al 20 de junio, el zigzag que realizó el presidente profundiza la incertidumbre sobre el real estado de la obra, dado que en las últimas semanas crecieron las versiones sobre su atraso.
Fernández se refirió a la construcción del gasoducto Néstor Kirchner durante su discurso ante la Asamblea Legislativa y buscó diferenciar su estrategia para el proceso de construcción de la que intentó llevar adelante la gestión de Mauricio Macri.
“Cuando la anterior administración pensó en este gasoducto diseñó un proyecto bajo el sistema PPP (participación público-privada) con tarifas dolarizadas por 27 años. Recién en julio de 2019 se lanzó una licitación, que se debió postergar por su inviabilidad. Ese proyecto dejaba la infraestructura en manos de la financiación y la gestión privadas”, recordó.
Fernández sostuvo que “hace menos de un año, luego de las adecuaciones que fueron necesarias hacer, pudimos dar inicio a su construcción. Con este Gasoducto podremos continuar con la expansión de la producción de Vaca Muerta”.
El presidente auguró que “en los próximos años asistiremos a récords de producción de gas y petróleo” y vaticinó que “muy probablemente cada año signifique un nuevo récord”.
“Esto significará no solo capacidad de autoabastecimiento sino capacidad de exportación. Solo a manera de ejemplo, y para remarcar una de las causas de la inflación, la Argentina gastó en el 2022 U$S 5.000 millones de dólares más en energía producto de los precios disparados por la guerra”, sostuvo el jefe de Estado.
Fernández afirmó que “lo hicimos porque no estábamos dispuestos a frenar la producción y el crecimiento”.
El gobierno jugó una gran apuesta a la inauguración del gasoducto en junio ya que las cuentas públicas están diseñadas bajo el supuesto de un ahorro de U$S 2.000 millones por menores importaciones de energía.
Pero su entrada en régimen cobró más envergadura aún ante la escasez de dólares que provocará la menor exportación de cereales por la sequía.
Este escenario ya obligó al gobierno a reformular el acuerdo con el FMI y reclamar una disminución en el objetivo de acumulación de reservas, adecuación que sería anunciada en las próximas horas.
