El golpe de la inflación sigue afectando el bolsillo de los argentinos en estos últimos meses, después de que en el primer mes del año se haya cerrado un Índice de Precios del 6%. Sin embargo, los especialistas advierten que febrero podría ser peor aún y hay informes que ya evidencian el efecto.
Un estudio privado, realizado por la consultora Focus Market vía Scanntech, señaló que el Índice de Precios de la Canasta Básica Alimentaria tuvo un fuerte incremento en el segundo mes del año. De acuerdo al mismo informe, en enero una familia tipo, de dos adultos y dos hijos menores de 10 años, necesitó $77.353 para cubrir las necesidades de la canasta alimentaria.
En ese marco, de acuerdo a lo que señala el documento, la inflación de febrero de los alimentos estaría en un 6,1% lo que impulsaría el promedio de los Índices de Precios, llegando así a tener casi un 12% en lo que va del 2023 cuando desde el Ministerio de Economía tienen una proyección del 60% en el presupuesto.
“La variación de precios en los alimentos en el mes de Febrero fue del 6,1 %. Aun la canasta recibe viento de cola del programa Precios Justos promediando aumentos promedios por debajo de los que se verifican efectivamente en pequeños establecimientos de alimentos. La canasta básica alimentaria a pesar de esto llega supera los tres dígitos con un 106 % de aumento promedio interanual”, señaló el economista Damián Di Pace, director de Focus Market.
De esta manera, para una familia tipo, con dos adultos y dos niños menores de 10 años, fue necesario $82.317 para poder cubrir los alimentos básicos del mes de febrero. Mientras que aquella familia que tiene tres hijos este promedio aumento a $86.433.
En tanto, una pareja que vive en un departamento precisó de 47.001 pesos para poder cubrir los alimentos, mientras que una persona sola tuvo que contar con $26.554.
“A pesar que el Gobierno intenta despejar de corto plazo los vencimiento de deuda en pesos en el mercado, no resuelve el origen del problema que es el déficit fiscal. Incluso logrando descomprimir el horizonte financiero de deuda, el gobierno deberá volver a imprimir pesos para financiar su déficit y colocar nueva deuda por lo cual resuelve parcialmente la situación”, señaló Di Pace.
Y agregó: “La inflación tiene un origen fiscal y monetario y lo que se está realizando es acotar la solución derivando el problema hacia adelante. El gobierno quizás logre morigerar impactos sobre la cotización del dólar paralelo por esta vía, pero no la incertidumbre sobre la variación de precios en la economía. Con una moneda que sigue perdiendo valor frente a la divisa norteamericana que además escasea en el mercado libre y único de cambios para darle certeza a la producción y comercialización de bienes y servicios en la economía”.
En ese sentido, para tener en cuenta el impacto que generó la inflación sobre los precios de la canasta alimentaria, tomando en cuenta lo que necesitó una persona sola para vivir, este valor aumentó un 106% respecto al mismo mes para del año 2022. La evolución de la escala creciente muestra un portante salto en el mes de julio, donde fue el gran salto inflacionario.
“El programa de Precios Justos con un tope de aumento mensual acordado de 3,2 % se complica en su implementación de acá en adelante. Las reservas del Banco Central de la República Argentina son de apenas U$S 38.500 millones y las aprobaciones SIRA de proveedores de la industria de consumo masivo lo cual complica la planificación de la producción”, continuó el economista.
“Pero a su vez, la economía entro en una fase de inflación inercial donde aumenta los salarios, los insumos, los costos de los servicios, el transporte y termina repercutiendo sobre una variación de precios reprimida en las góndolas de las grandes cadenas y reflejada en las góndolas de los autoservicios nacionales y chinos. Es decir, tenemos una canasta alimentaria y de consumo masivo dual de acuerdo a donde uno compre y lo que cada uno consiga al visitar el punto de venta”, completó Di Pace.