Cuando a mediados de marzo, el presidente Alberto Fernández anunció una serie de medidas para iniciar una “guerra contra la inflación”, el efecto fue exactamente el contrario: en apenas días hubo subas de hasta el 20% en ciertos productos. Desde entonces, el escenario no fue mucho mejor y todavía se esperan soluciones concretas.
En ese entonces, Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, Roberto Feletti, secretario de Comercio Interior, y a su turno, Martín Guzmán, titular del Palacio de Hacienda, fueron los encargados de ponerse al hombre la solución para la inflación desbocada. Hoy, ninguno de ellos forma parte del Gobierno.
A su llegada, Daniel Scioli y Silvina Batakis se toparon con que la inflación anualizada a junio fue la más alta de los últimos 30 años. Así, finalmente se optó porque Sergio Massa llegue al Ministerio de Economía.
El freno a la inflación es uno de los principales desafíos de Massa y un asunto que se puso en agenda desde que el presidente y Cristina Kirchner retomaron el diálogo. Además del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la suba de precios fue desde las elecciones de 2021 uno de los principales reclamos del círculo de la vicepresidenta a Alberto Fernández.
Qué se había determinado en marzo y cómo resultó
Cuando el 18 de marzo se anunciaron las medidas para enfrentar la inflación, el primer anuncio concreto fue el de retrotraer los precios al 10 de marzo y se advirtió con poner “todo el peso de la ley” en caso de no encontrar respuesta positiva.
Nada de eso sucedió. Un mes después, además, con el impulso de la carne y la harina, los alimentos subieron más de 5% en abril y mantuvieron ese ascenso en los meses siguientes.
Por ese entonces fracasó el intento de los intendentes oficialistas bonaerenses de sumarse al control de precios. Y Comercio Interior exigió conocer los costos de producción para autorizar aumentos en el programa Precios Cuidados.
Tampoco resultaron los operativos de fiscalización de precios con el propósito de “desarticular maniobras especulativas” que había determinado Martín Pollera, en su breve paso por la Secretaría de Comercio Interior. En ese entonces, también advirtió sobre la aplicación de “la fuerza de la ley frente a incumplimientos en los acuerdos o faltantes en las góndolas”.
En su lugar ahora está Matías Tombolini, quien puso el eje en los acuerdos de precios. La reformulación de Precios Cuidados y el fideicomiso del trigo son dos temas clave, luego de haber logrado reeditar Cortes Cuidados, el viernes pasado. Tombolini anticipó que controlarán que las empresas cumplan con los acuerdos pactados. Dado el arrastre de agosto, en el Gobierno esperan empezar a ver los resultados para la medición del IPC de septiembre.
Diálogo abierto, acuerdo de precios en suspenso
Desde que asumió, Alberto Fernández llamó al diálogo y reeditó el acuerdo de precios y salarios. La iniciativa se reflotó en el marco de la “guerra contra la inflación”, pero cinco meses después la convocatoria no se concretó.
En su corto paso por Desarrollo Productivo, Scioli intensificó la realización de mesas sectoriales. Supermercadistas; principales productores de la industria alimenticia y de artículos de limpieza; principales empresas de consumo masivo; panaderos; fideeros, entre otros, fueron de la partida de las reuniones.
Los supermercados son clientes directos de los fabricantes de alimentos, bebidas y productos de limpieza e higiene, pero los comercios de cercanía, como almacenes o chinos, dependen de un distribuidor o mayorista que le carga su propio margen y eso sumó una nueva dificultad a la estrategia de acuerdos voluntarios.
Durante esos encuentros, Scioli reclamó por la falta de abastecimiento y las subas de precios. Del otro lado, el descontento fue unánime por el mismo motivo: las dificultades para importar que afectan la cadena productiva.
Ahora, se repiten las quejas, reclamos y pedidos ante Massa. Sin embargo, existe una expectativa de que el canal de diálogo abierto redunde en mejores resultados. La convocatoria al acuerdo de precios y salarios está vigente, pero ambas partes aguardan que Massa le ponga día y hora al encuentro. Se mostraron dispuestas a sentarse y acordar, pero cada una llegará a la mesa de negociaciones con miradas diferentes.
La lucha entre los salarios y la inflación
El Gobierno dio luz verde para la reapertura de las negociaciones paritarias y habilitó aumentos muy por encima del 30% que había planteado Guzmán como objetivo para 2022. Los reclamos ya superan el 80% anual.
Sin embargo, los salarios crecieron 34,3% en los primeros seis meses del año y perdieron 1,8 puntos frente a la inflación de ese período. Con el acumulado del 71% del IPC anual a julio, pocos gremios lograrán ganarle.
María Castiglione, directora de C&T Asesores Económicos, indica que en los términos utilizados por el presidente “viene perdiendo por goleada la guerra”. “La inflación apenas se desaceleró respecto del pico de marzo en abril - junio, pero julio alcanzó 7,4%. Lo peor es que las expectativas de inflación siguen subiendo semana tras semana”, aseguró.
Por su parte, Jorge Colina, presidente de Idesa, señaló tras el anuncio “la inflación se aceleró”. “El presidente usó la metáfora de que le declaraba la guerra a la inflación, pero fue solo una metáfora porque después no tomaron ninguna medida concreta profesional para bajar la inflación, no tuvo ningún sustento”, argumentó.
“El déficit fiscal siguió, la emisión monetaria siguió creciendo y eso hizo que lo que era el 4% de inflación mensual en marzo, suba a 6% en julio y ahora en julio entre 7% y 8%, con lo cual vamos a terminar el año con una inflación de tres dígitos”, adelantó.