El 7 de septiembre, el Concejo Deliberante de Córdoba prohibió la tracción a sangre en las calles de la ciudad. Si bien el proyecto fue presentado por el ejecutivo municipal, diferentes organizaciones han bregado por esta aplicación. Entre ellas, la Fundación Sin Estribos que encaró una lucha de más de una década, y que aún continúa trabajando por la salud de los caballos.
Andrea Heredia de Olazabal es la representante de la organización que nació por el maltrato animal que se palpaba en las calles de Córdoba. La entidad promovió una iniciativa popular para eliminar los carros con caballos pero, no fue hasta el 2023, que el pedido se concretó.
En diálogo con Vía Córdoba, Andrea recordó los inicios de la fundación, las luchas que encararon y el crecimiento de una entidad que hoy recupera a una centena caballos que han sido lastimados o mal tratados por sus cuidadores.
“ENCONTRÉ UNA RAZÓN DE MI VIDA”, LOS INICIOS DE SIN ESTRIBOS
Hace 15 años, Andrea se planteó la necesidad de actuar ante un panorama desolador que, al ser rutinario, se camuflaba entre los cordobeses: el maltrato a los caballos. Animales desnutridos, golpeados y/o enfermos traccionando carros fue el puntapié inicial de lo que sería su fundación.
“Sin Estribos se funda después de un gran dolor que yo tenía que fue el robo de una yeguita, que se llamaba Odei. En su búsqueda, iba tomando conciencia del dolor de los caballos, yo veía cómo tenían a los animales y no podía creerlo”, recordó la abogada y docente universitaria.
A partir de allí, empezó a plantear la problemática a sus pares hasta concretar una reunión. “Yo nunca encontré a Odei pero encontré una razón de mi vida”, expresó y señaló que éste fue el incio de la lucha por los derechos de los caballos. Años después, en 2011, la agrupación espontánea obtuvo la personeria jurídica y se convirtió en Fundación.
LUCHAR POR LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES, LA PREMISA DE SIN ESTRIBOS
Andrea señaló que su compromiso por defender los derechos de los caballos permitió la visibilización y el debate. “A partir de ahí, empezamos a trabajar un proyecto de ley con el Colegio de Abogados (donde era vocal), creé la sala de derecho animal y la materia en la facultad de Derecho”, detalló.
El estudio de la temática desembocó en una iniciativa popular, en septiembre de 2013, que buscaba la aprobación de un proyecto de ley, presentado en tres oportunidades por Héctor Dómina. “Se juntaron 30 mil firmas en menos de un mes. Con todo el trabajo que hicimos, recopilamos el 5 o 6 por ciento de todo el padrón electoral provincial. La gente odiaba la tracción a sangre y hacía cola para firmar”, rememoró.
Y agregó: “Nosotros queríamos que los políticos pusieran esta problemática en la agenda. Diez años después, se logró”.
UN REFUGIO PARA RESCATAR A LOS ANIMALES MALTRATADOS
La Fundación Sin Estribos cuenta con un refugio en la localidad de Río Ceballos que se encarga de acoger y sanar a los caballos rescatados de las calles. “Nosotros trabajamos bajo la ley penal 14.346. Entonces, pedimos ser despósito judicial y si la fiscalía lo otorga, el animal va al refugio”, explicó Andrea. Detalló que la organización también responde ante entregas voluntarias.
La referente recalcó que, si bien la sociedad ha avanzado en la protección de los animales, aún reciben caballos maltratados. “Es inhumano y cruel el estado en el que vienen los caballos. No hay hambre en el mundo que justifique esta crueldad”, reclamó.
La entidad ha intervenido en la recuperación de más de 1.500 caballos. “Cuando llegan al refugio, los ve un veterinario, se les hace el examen de anemia equina, se los desvasa. Luego, empieza su recuperación”, precisó respecto a las primeras atenciones.
Actualmente, hay 30 caballos en el refugio. El cuidado es posible gracias a las más de 70 personas relacionadas con la fundación. Andrea dividió la participación en “padrinos, que eligen a un caballo y apadrinan sus gastos, voluntarios que rescatan y un tercer grupo, que trabaja en los corrales”.
LA “ESTRELLITA” DEL REFUGIO: UNA YEGUA QUE REFLEJA EL TRABAJO DE SIN ESTRIBOS
Estrellita es una yegua, rescatada por la organización, que refleja el trabajo diario de Sin Estribos. Andrea repasó su historia y señaló que la yegua “fue un milagro que nos reforzó el ‘para qué' de esta fundación”.
“Estrellita nació deforme, tenía los flexores cortos, el bazo retraído y caminaba mal. Esto suele ocurrir por la desnutrición de la madre y el animal ya se gesta así. Nació en Villa La Maternidad y la iban a sacrificar, pero una proteccionista se enteró y ahí actuamos nosotros”, contó.
La yegua fue rescatada y estuvo con Andrea en sus primeros días. “Cuando la vi me tiré al lado de ella a abrazarla”, recordó. A partir de allí, comenzó un arduo proceso de recuperación que siempre decantaba en el sacrificio del animal.
Es que, la salud de Estrellita se agravaba por las infecciones y los tratamientos parecían no funcionar. Incluso, Andrea tuvo que recurrir a veterinarios de la Universidad de Río Cuarto para que la yegua pudiese mejorar. “Gasté lo que Estrellita necesitó para sobrevivir. Todos los fines de semana, iba a verla”, sumó.
La yegua hoy tiene 12 años y no sólo que sobrevivió, sino que galopa y se mueve como los demás animales. Es por eso que, Andrea toma a Estrellita de ejemplo y asume que el trabajo de Sin Estribos permite que estos animales sobrevivan.
QUÉ FALTA: CUÁL ES LA PRÓXIMA META DE SIN ESTRIBOS
La principal meta de la fundación es que la ordenanza, recientemente aprobada, se cumpla. En tanto, Andrea recalca que aún faltan caballos, en malas condiciones de vida, por secuestrar.
“No somos una fundación ciega, hay muchísima gente que maltrata animales”, señaló y detalló que los trabajos continuarán enfocados en la prohibición de las jineteadas de Jesús María, la actividad en zoológico (actual parque de la Biodiversidad) y “todas las acciones que defiendan a los animales”.
Finalmente, reflexionó sobre los cambios que, de a poco, se palpan en la actualidad y recalcó: “Hay que seguir con la educación, con la cultura de protección. No hay una violencia contra animales, es una conducta antisocial en general. La crueldad no tiene que ver pobreza”.