Sonia Torres, máxima referente cordobesa de Abuelas de Plaza de Mayo, falleció este viernes a los 94 años. La noticia fue confirmada por Prensa de Abuelas en horas de la tarde. Sus restos serán velados este sábado desde las 10 en la casa de Sonia Torres, en Manuel de Falla 7.384.
Sonia dedicó 46 años de su vida a buscar a su nieto, hija de Silvina Parodi, su hija mayor y de Daniel Francisco Orozco, su yerno. Por su lucha, recibió numerosas distinciones. Entre otras, fue nombrada Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Córdoba.
Sonia Torres inició la búsqueda de su hija Silvina Parodi de Orozco cuando esta desapareció a manos del terrorismo de Estado. El hijo de Silvina y Daniel Francisco Orozco nació en cautiverio el 14 de junio de 1976 en la Maternidad provincial de Córdoba.
Su madre fue trasladada allí para dar a luz, tal como acreditó una testigo en la mega causa por los delitos de lesa humanidad cometidos en el CCD La Perla: “Tenía la pancita torturada, quemada por la picana y cigarrillos”, contó. Y aseguró que la escuchó gritar y gemir “que no quería que el bebé naciera porque se lo iban a robar”.
LA BUSQUEDA DE SONIA TORRES, TODA UNA VIDA
Silvina llamó a su hijo “Daniel Efraín” y poco después fue llevada –sin él– a la cárcel de mujeres El Buen Pastor. Silvina tenía 20 años y, al momento de su secuestro, el 26 de marzo de 1976, estaba embarazada de seis meses y medio. La detuvieron junto con su compañero en el barrio Alta Córdoba y fueron vistos en el centro clandestino de detención “La Perla”.
A Daniel lo fusilaron días después y desaparecieron su cuerpo en los campos aledaños a ese centro de exterminio. A ella la mantuvieron con vida hasta el nacimiento del bebé. Ambos estudiaban Ciencias Económicas y militaban en el PRT-ERP.
Silvina había nacido el 19 de noviembre de 1955 en la ciudad de Córdoba y Daniel el 4 de octubre de 1953 en San Rafael, Mendoza. Sus amigos lo llamaban “El Flaco”. Desde el principio, la madre de Silvina, Sonia Torres, se dedicó a buscarlos y se sumó a las Abuelas. La pareja y el/la niño/a que debió nacer en cautiverio continúan desaparecidos.
EL LEGADO DE SONIA TORRES
Su legado fue tomado por las nuevas generaciones, como las del movimiento feminista. “No sea cobarde, luche como una abuela” es la frase que se repite en carteles durante las marchas en defensa de los derechos de las mujeres y disidencias.
Sonia acompañó también otras causas en las que madres se tuvieron que enfrentar a la violencia institucional, como a Soledad Laciar, mamá de Blas Correas, un joven víctima de gatillo fácil. La imagen del abrazo entre las dos durante el juicio por la muerte de Blas llenó de significado la palabra “lucha”.
Durante 10 años, servicios de inteligencia militar pincharon el teléfono de la casa de Sonia. Sus hijos y sus nietos se acostumbraron a vivir con las ausencias y con la persecusión. Transitó por hospitales, ministerios, juzgados. Su hija Giselle aún recuerda cómo tenía constantemente una persona parada al frente de su casa siguiendo todos los movimientos de la familia.
Sin embargo, tal como relata su entorno, la lucha de Sonia fue inquebrantable y desde el profundo amor y esperanza de reencontrarse con su nieto. Nunca pidió venganza, sólo encontrar la verdad.