Por las lluvias registradas durante el jueves último, el agua lavó las cenizas por los voraces incendios registrados en septiembre y comienzos de octubre en Capilla del Monte y Anisacate, entre otros puntos de la geografía cordobesa.
Las últimas precipitaciones en estas zonas fueron de más intensidad, entre 40 y 60 milímetros en Capilla del Monte, por ejemplo, con caída de granizo. Y las corrientes de agua se tiñeron de negro por el arrastre.
Desde el municipio informaron que se anticiparon a la llegada de este fenómeno y aplicaron las previsiones correspondientes: cerraron las bocas de los ríos para evitar que se tapen y colocaron filtros para evitar contaminación en el agua potable, publicó La Voz.
El intendente Fabricio Díaz, explicó: “No es la primera vez que pasa esto. En 2020, no con la magnitud de estos últimos incendios, se quemó el Uritorco y las gemelas. Tuvimos los mismos incidentes”.
Esperaban que estas lluvias limpien lo que consumió el fuego en las serranías. Si bien para el fin de semana se pronostican nuevamente tormentas, explican que ya no tendrán gran arrastre de cenizas.
EL MISMO EFECTO EN ANISACATE
En Anisacate sucedió lo mismo. La lluvia arrasó con todo lo que dejaron los incendios. “Vino de todo en las crecidas. Bastante oscura el agua. Hoy estaba más asentado, no se visualiza la borra de las cenizas en la costa”, explicó Natalia Contini intendenta de la localidad.
La Cooperativa de Agua de La Bolsa provee de agua a una parte de Anisacate y preventivamente pactó cortes del suministro por la crecida. El resto del recurso se toma de napas subterráneas. Allí no se registraron inconvenientes.