Argentina se encuentra ante una preocupante situación epidemiológica debido a un brote de hepatitis A. En apenas medio año, se notificaron 69 contagios confirmados, una cifra que casi iguala los 70 registrados durante la totalidad del 2024, periodo que ya había sido el de mayor cantidad de diagnósticos desde 2018.
Esta aceleración es notable, considerando que entre 2019 y 2023, el promedio anual era de solo 31 casos. La alarma sanitaria fue activada por el Ministerio de Salud de la Nación.
Alerta por hepatitis A en Córdoba
El foco principal está en la región central del país, concentrando 40 de los diagnósticos detectados. Córdoba registra 11 contagios, sumándose a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con 13, la provincia de Buenos Aires con 11, y Santa Fe con 5. Además, se reportaron 19 infecciones en el Noroeste Argentino (Salta, Jujuy, Tucumán), y el resto se distribuye en diversas jurisdicciones como Mendoza, San Luis, Formosa, Chubut, Río Negro y Neuquén. La mayoría de las personas afectadas son adultos jóvenes.
Esta enfermedad viral, provocada por el virus VHA, se propaga principalmente por la vía fecal-oral, lo que implica contacto con agua, alimentos o superficies contaminadas, así como de persona a persona. La afección está directamente vinculada a condiciones sanitarias deficientes y a prácticas de higiene inadecuadas. Aunque no se vuelve crónica, esta patología puede resultar grave, especialmente en menores no inmunizados, según advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Recomendaciones para evitar contagios de hepatitis A
La inmunización es una herramienta fundamental para contener la propagación del virus. Desde 2005, el inoculante contra la hepatitis A está incluido en el Calendario Nacional de Vacunación y se aplica en una única dosis a los 12 meses de vida, generando altos niveles de anticuerpos en poco tiempo.
Adicionalmente, se recomienda la profilaxis para colectivos poblacionales con riesgo específico, quienes reciben un esquema de dos dosis con intervalo de seis meses, presentando orden médica. Entre estos, se incluyen varones que tienen sexo con varones, mujeres trans, trabajadores sexuales, personas con enfermedades hepáticas crónicas, personal de laboratorio y trabajadores de la gastronomía, entre otros.
Dado que no existe una cura específica para la hepatitis A, la prevención adquiere un rol crucial. El Ministerio de Salud enfatiza la necesidad de extremar el aseo de manos, particularmente después de usar el baño y antes de manipular alimentos. También es vital asegurar la correcta eliminación de excretas y desinfectar cualquier superficie con lavandina si estuvo en contacto con materia fecal. Ante cualquier síntoma o para recibir mayor información, se recomienda acudir a la consulta médica.