“Estoy despidiendo a mi hija en un ataúd debido a ella. La doctora Wallace nunca respondió mis llamados cuando necesitaba su asistencia. Ustedes la elogiaban y la presentaban como una persona transparente, justa y luchadora, pero no hizo nada para evitar que ese cobarde hijo de... no me quitara la vida”. Desgarradora despedida de Mercedes Martínez a su hija, Milagros Bottone, víctima de homicidio por parte de padre, Rafael Bottone.
En el cementerio Parque del Sol, junto a la autopista Córdoba-Villa Carlos Paz, la madre de la joven no ocultó su dolor. Y acusó directamente a la jueza Mariana Wallace por ignorar sus reiterados pedidos de ayuda ante los ataques del padre de Milagros, quien después se quitó la vida.
A la vez, agradeció a quienes la acompañaron en este trance y dedicó palabras especiales a los directivos de la escuela donde Milagros trabajaba, el colegio Monserrat. “Ella fue feliz junto a sus alumnos de cuarto año. El último mes de su vida fue el más hermoso”.
EL PEDIDO DE JUSTICIA POR MILAGROS
Mercedes Martínez decidió hablar con el fin de “hacer justicia por su hija”. Y afirmó: “Estoy destruida, tengo un vacío en mi corazón. Pero sé que si hubiese sido yo la muerta, ella estaría pidiendo justicia por mí, porque siempre me defendió”, asegura la mujer.
Mercedes fue una de las protagonistas del episodio de violencia que terminó en un femicidio, el pasado miércoles en Alta Córdoba, y que conmocionó al país: su exmarido la golpeó a ella y asesinó de cuatro balazos a su hija Milagros. El agresor luego se suicidó. Una escena horrorosa, aunque no poco frecuente en una sociedad estructurada bajo un sistema machista y patriarcal.
Los datos indican que en Argentina hay una víctima de femicidio cada 30 horas. Esta vez Milagros fue una de ellas, con su propio padre como verdugo, que ya había amenazado de muerte a ella y a su madre durante años.