Después del lanzamiento realizado en Mendoza, su provincia de origen, y en Buenos Aires, Andes Origen se presentó en Córdoba. En sus tres variedades, rubia, roja y negra, la bebida busca posicionarse entre los productos de gama intermedia, entre las tradicionales y las premium.
Cervezas con aromas, notas y sabores especiales, que recuerdan al lúpulo, los cereales y al tostado de las maltas. Infusionadas con madera de arce, este elemento termina de balancear sus sabores característicos.
Bajo el lema "Darse un gustito", la marca busca rescatar el placer del momento. Su elaboración cuidada y sus variedades apuntan a satisfacer a consumidores que valoran su tiempo libre como un activo fundamental en sus vidas, y quieren mimarse. Personas que saben disfrutar de los pequeños momentos de la vida: gastronomía, aire libre, amigos, un rato de relax en medio de la jornada laboral.
"La marca nace en Mendoza con un fuerte sello local y con una extrema atención al detalle; pero además, rescata una tradición cervecera de más de 100 años de historia en la provincia", explica Tomás Grazzini, Director de Andes Origen.
La bebida se comercializa en tres tamaños y envases: lata de 473 centímetros cúbicos, botella de litro y de 340cc; La comercialización será de manera directa a almacenes, quioscos y restaurantes.
Durante los últimos años, el consumidor argentino se volvió más curioso, con ganas de aprender más sobre las variedades y estilos de cervezas, sus ingredientes y origen. "En este sentido queremos enseñarle al consumidor sobre el mundo de las cervezas, ya que éste se ha vuelto más sofisticado, disfruta de la gastronomía local, es más consciente de lo que consume, más responsable. Nos ubicamos en un momento de consumo que tiene que ver con el placer. Queremos que la gente sepa de cerveza", apunta Grazzini.
Para diseñar la identidad de Andes Origen, con su sello intimista y personal, Andes Origen recurrió al icónico ilustrador francés Jean Jullien, quien convirtió sus dibujos en símbolos del rechazo mundial a los ataques terroristas, tanto en su "Je Suis Charlie" posterior al atentado sufrido la revista de humor político Charlie Hebdo en 2016 como en su Torre Eiffel de la Paz, todo un ícono post ataque terrorista en el parisino teatro Bataclan.
