Antonela Van Der Veen es un ejemplo vivo de que no hay imposibles. Lo sabe bien esta joven oriunda de Laboulaye, en el sur de Córdoba, que nació hace casi 23 años con parálisis cerebral y tuvo que dedicarse a superar obstáculos toda su vida.
A fines de abril, después de depender todo el tiempo de su padre o su hermana, Antonela recibió una bicicleta adaptada y pudo, por primera vez, recorrer las calles de Laboulaye.
Su familia viajó a Córdoba a buscar la bicicleta especial elaborada por un fabricante. "Fue un viaje distinto. Cuando llegamos de regreso a la ciudad, enseguida dimos una vueltita por el barrio. Al día siguiente nos fuimos al centro. Llovía y Anto se mojaba, pero se reía feliz, fue hermoso", contó su hermana Natalia al diario Puntal.
"Ella es mi hermana, pero también mi hija del corazón. Fue amor a primera vista. Cuando mi padre murió yo me quedé con ella. Mi prioridad es que Anto sea feliz y que no deje de soñar", añadió la mujer.
Debido a la parálisis, Antonela debe moverse siempre en una silla de ruedas. Pero su deseo iba más allá: quería una bicicleta para pasear. "Ella siempre me decía que quería andar en una. Cada vez que había un sorteo y el premio era una bici, Anto me repetía 'ojalá la ganemos'. Y yo me quedaba con esa inquietud", compartió Natalia.
Una vez recorridas las calles de Laboulaye, Anto redobló la apuesta y le propuso a su hermana correr una maratón. "Y bueno, tendré que ponerme en forma para correr con Anto", dijo su hermana, quien todos los días le recuerda a Antonela la idea de que "se vive para algo, y hay que tener todos los días sueños para ser feliz".