El cineasta argentino Darío Mascambroni compite en la sección Generation Kplus del 68° Festival Internacional de Cine de Berlín con Mochila de plomo, su segundo largometraje, en el que narra con solidez e intensidad el profundo drama de un niño de 13 años que arrastra consigo el peso de la duda acerca de la suerte de su padre, asesinado años antes por su mejor amigo, que acaba de salir de la cárcel.
La película, que se verá el domingo próximo en la sección de la Berlinale dedicada especialmente a las temáticas infantiles y juveniles, está protagonizada por Facundo Underwood, quien a sus 12 años -y sin ninguna experiencia previa- se luce en su primer papel actoral como Tomás, quien transita las zonas marginales aledañas al centro de la ciudad de Córdoba, donde vive con una madre abandónica.
"Tomamos con mucha felicidad la decisión de la Berlinale de incluirnos en una de sus competencias. Enviamos la película con muchas expectativas porque sabemos la visibilidad que te da un festival como este. No sé si me abrirá una puerta para mis próximos proyectos, pero estoy convencido de que es una instancia de aprendizaje que debo capitalizar para crecer como director", afirmó Mascambroni.
El cineasta cordobés brilló antes con Primero Enero, ganadora del premio a la Mejor Película Argentina del Bafici, donde abordaba el estrecho vínculo entre un niño y su padre, recién separado de su esposa, que lo lleva de vacaciones a las sierras de Córdoba, donde además de transmitirle valores y conocimientos sobre la vida y la naturaleza, vive una transformación profunda a partir de la mirada aguda e incisiva de su hijo.
Al igual que en Primero Enero, aunque con un registro diferente, te volvés a abocar al universo de la niñez y la adolescencia. ¿Qué te atrae o te interesa mostrar de ese período en la vida de tus personajes?
La infancia y la adolescencia son los momentos en donde formamos nuestra personalidad y para bien o para mal son los momentos en donde más permeable somos ante las influencias externas. Casi cualquier suceso se vuelve más determinante en ese momento de nuestra vida y paradójicamente es cuando menos control de la misma tenemos.
El cambio de registro (entre el poético contemplativo de Primero Enero y este mucho más realista y crudo) se debe a una indagación personal sobre qué caminos tomar como cineasta en tus próximos proyectos?
La búsqueda no tiene que ver a priori con mis próximos proyectos sino con el proyecto en el que me encuentre trabajando en el momento. Tanto en ?Primero Enero? como en ?Mochila de plomo? hice lo que creí mejor para cada película en función de generar algo particular en los espectadores. Más allá del registro, hay formas que uno adquiere o descarta de cada proceso tratando de que la próxima experiencia sea todavía mejor.
¿De dónde surgió la necesidad de retratar el drama de este niño en Mochila de plomo?
La necesidad de contar esta historia surgió hace mucho tiempo cuando una frase que escuché casi sin querer me hizo reflexionar acerca de la implicancia que tiene en el destino de cualquier niño la atención que recibe de parte de sus padres o de los adultos a cargo. La situación de un niño que no recibe esa atención me genera una sensación de impotencia que es en cierta medida lo que me lleva a hacer esta película.
¿En relación al guión y al universo hostil que transita el protagonista, buscaste referencias en algún hecho real, en tus propias experiencias o en dónde?
Tanto la trama como los personajes se desprenden de experiencias cercanas. Algunos sucesos de la realidad funcionaron a modo de puntapié de algunas ideas, pero en el trabajo de escritura pensamos la trama en función del relato cinematográfico sin limitarnos a respetar las historias reales que dieron origen a la ficción. Los lugares en donde transcurre la película son lugares que conozco muy bien y eso también fue muy importante para la creación del universo.
La película aborda el tema de la soledad y la orfandad (en el sentido de sentirse desprotegido y a su suerte) durante la niñez. ¿Qué te interesaba indagar o revelar acerca de esa situación de desamparo?
Creo que la soledad puede ser muy peligrosa para un niño.
Más que al arma que lleva en su interior, la mochila de plomo a la que hace referencia el título parece tener más que ver con el peso enorme de la duda que carcome al protagonista sobre la vida y la muerte de su padre. ¿Cómo pensaste la forma de evocar ese lastre y cómo se lo transmitiste al niño actor para que lo pusiera en escena?
Mochila de plomo no es una historia de venganza sino una búsqueda necesaria de un niño en relación a todo lo que no sabe sobre su papá y por ende sobre su pasado. Eso fue lo que trabajamos con Facundo (el niño actor) y por eso estuvimos muy atentos en la manera en que dábamos la información: no queríamos perder el orden cotidiano de las cosas. Quisimos que el tono fuera realista y bajo ningún punto subrayar cuestiones vinculadas al arma y a las posibles intenciones que el niño tendría con ella. Facundo siempre tuvo muy en claro el objetivo de su personaje y de alguna manera todo el equipo iba también en esa dirección.
¿Hay algo cíclico en el relato y en la posibilidad de que el protagonista vuelva a repetir la historia de su padre con su amigo?
Eso tiene que ver con la idea del destino inevitable que me parece terrible. Pero seguramente habrá personas en el entorno de Tomás (el protagonista) que piensen que su destino es repetir la historia de su papá.