Por Natalia Lazzarini
Las causas de muerte materna que el Ministerio de Salud provincial difundió este lunes son sólo el costado visible de un indicador que determina, entre otros aspectos, la calidad de un sistema sanitario. Sin embargo, en términos de Zulma Ortiz, ex ministra de Salud de la provincia de Buenos Aires y especialista en la materia, existe un lado oculto que esconden estas cifras puras y duras.
Ortiz sostiene que detrás de cada clasificación existen condicionantes supremos que esconden los certificados de defunción y los registros oficiales. En la aparición de una nueva muerte materna también pueden influir barreras culturales, desconocimiento de derechos, poca conciencia en la prevención, un limitado acceso a la educación, pobreza y falta de nutrientes durante la niñez y la adolescencia de la futura mamá.
El año pasado reflejamos el dolor de un papá, Lucas Álvarez, que perdió a su esposa Damaris por causa de una neumonía que no fue tratada a tiempo. Ella estaba embarazada de 29 semanas y acudió tarde al médico porque en un principio minimizó los síntomas de su infección respiratoria. La buena noticia es que el pequeño Efraín, su bebé, se salvó. Y una campaña solidaria ayudó a este ex árbitro de fútbol a poner su casa de Marques Anexo en condiciones para albergar a un niño de altísimo riesgo.
Detrás de cada cifra pura y dura se encuentran historias de gente real. Dificultades que sortear. Carencias que remar. Por eso estos números y estas presuntas explicaciones son sólo la punta de un iceberg. La realidad, esa mujer esquiva, no se deja ver tan fácil en la superficie.
