La adolescencia es la etapa ideal para prevenir la osteoporosis

La masa ósea que no se obtiene durante esa época, no se recupera. La palabra de una especialista.

La adolescencia es la etapa ideal para prevenir la osteoporosis
Osteoporosis

A partir de los 50, comienza un descenso de la masa ósea, más pronunciado en las mujeres que en los hombres, producto, claro está, de la menopausia y de las alteraciones hormonales (pérdida de estrógenos en la mujer).

Algo similar ocurre en el sistema muscular, en donde el menor consumo de proteínas, la menor actividad física, niveles inadecuados de vitamina D y alteraciones hormonales son algunas de las causas del deterioro muscular que acompaña al cuadro anterior.

"La vitamina D es fundamental: es determinante de la fragilidad ósea y muscular en el adulto mayor, promueve la absorción de calcio, pero es infrecuente en la dieta, salvo en alimentos con suplementos. Su producción ocurre al exponerse al sol entre las 9 y las 16, y la mayor síntesis es al mediodía, cuando es más riesgoso para la piel", explica la doctora Alicia Bagur, directora médica de Mautalen Salud e Investigación, centro orientado al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades metabólicas óseas.

Y agrega: "Por ello, se sugiere estar sin protección a media mañana o a la tarde, la mitad del tiempo que tarda la piel en enrojecerse (15 minutos si lo hace en media hora). Lo ideal es descubrir el abdomen, la espalda y proteger la cara. Eso sí, luego hay que colocarse un buen protector si se continúa al sol".

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La mitad de las mujeres mayores de 50 años sufrirá una fractura osteoporótica (muñeca, cadera y/o columna) durante el resto de su vida. En el caso de los hombres, será uno cada cinco.

En la Argentina, hay un promedio anual de 34 mil fracturas de cadera por año en personas mayores 50 años, el equivalente a 90 por día, con una relación aproximada de tres mujeres por cada hombre. Valores que se duplicarán hacia 2050.

Además de los descriptos, otros factores de riesgo asociados son antecedentes de enfermedades neurológicas, trastornos cognitivos, fracturas previas, baja ingesta proteica y de productos lácteos, y consumo de psicofármacos, alcohol y de drogas que afecten el hueso como, por ejemplo, los corticoides.

Las fracturas vertebrales, en tanto, afectan al 10% de las mujeres entre 50 y 59 años, y al 14% de las que tienen entre 60 y 69 años.

Entre el 30 y el 50% de las fracturas vertebrales son asintomáticas. Las personas que ya padecieron una corren el riesgo de experimentar otra, incluso de cadera. Las consecuencias clínicas de las fracturas vertebrales son dolor de espalda, alteraciones de la imagen corporal y del sueño, disminución de la talla, mala calidad de vida y depresión.

Los tratamientos para la osteoporosis disminuyen entre 34 y 70% la incidencia de nuevas fracturas.

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La pérdida de masa muscular (también conocida como sarcopenia) aumenta el riesgo de caídas y fracturas osteoporóticas.

La actividad física es importante para el hueso y para el músculo. Los ejercicios aeróbicos y de equilibrio aportan bienestar a ambos. Caminar, andar en bicicleta, bailar, nadar, hacer yoga o el que resulte más divertido es preferible frente al sedentarismo.

También están en riesgo las personas que han sufrido algún problema de alimentación, la paciente que es muy flaca, que ha hecho régimen toda su vida o aquella con trastornos como la anorexia nerviosa.

La adolescencia es la etapa ideal para prevenir la osteoporosis ya que la masa ósea que no se obtiene durante esa época, no se recupera. Los huesos necesitan incorporar este mineral, presente en lácteos, acelga, espinaca, brócoli, frutos secos y tofu, entre otros. También, alimentos proteicos.

Las proteínas son indispensables para que los músculos se mantengan en buen estado. Se recomienda el aporte proveniente de carnes rojas y blancas, pescado, clara de huevo, quesos, leche, almendras, nueces y lentejas. Es ideal ingerir tres porciones diarias de proteínas.

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