Por Jorge Nahúm.
En un clásico de locos, Instituto venció a Talleres 3-1 el sábado y se afirmó como puntero de la Liga Cordobesa. El toque de épica lo pusieron los albirrojos, que terminaron con siete jugadores porque hubo un tsunami de expulsiones, ya que la T finalizó con nueve.
Lautaro Petruchi, arquero de la Local e integrante del plantel superior de Instituto, fue uno de los que vio la tarjeta roja de parte del árbitro Fernando Rekers y recapituló el clásico tan atípico, en cancha de Medea.
“De entradas empezó a sacar amarillas a todos. A Maxi Ponce, el autor del primer gol, lo echó por doble amarilla en el primer tiempo. Nos fuimos al descanso ganando 2-0 pero diez contra diez (expulsado Tomás Oneto en la T) y parecía que teníamos todo en contra”, narró Petruchi.
En el segundo tiempo expulsan a otro jugador de Talleres (Abel Pacheco), me parece que también en forma exagerada. Pero a los dos minutos lo echan a Nico Bravo, porque demoró en un lateral”, prosiguió Petruchi.
Ya estaban nueve contra nueve, y se venía lo peor para la Gloria.
“En un tiro libre para Talleres había dos pelotas en el campo. Ellos querían jugar con la otra, que no era oficial. Me demoré y me amonestó. Le dije que era por las dos pelotas y me expulsó, según él por exceso verbal. Nuestro capitán, Marigliano, le protestó y también le sacaron roja. Quedamos con siete, a los 30 del segundo tiempo”, se...
“Me fui derecho al vestuario a bañarme, como para sacarme la bronca. Ahí me entero que ellos se pusieron 2-1. Y nos asomamos al campo de juego para ver el final. Estábamos los seis juntos, con los jugadores de Talleres también, porque en realidad no fue un partido violento, ni con patadas ni con tumultos. Increíble que hubiera seis expulsados”, añadió Petruchi, quien dejó su lugar al arquero de relevo, Alexis Barone.
“Sufrimos como locos. A los 42 minutos Talleres metió un tiro en el travesaño y el árbitro dio cinco minutos más. Eso se entendía, por todas las expulsiones. A los 48 se escapó Molina y puso el 3-1 y ahí nos metimos todos a festejar. Hasta bailó el viejo Castillo (histórico utilero de Instituto). Fue todo muy raro, pero la alegría es muy grande”, aseguró.
Es que el equipo de Leonardo Nadaya se consolidó en la punta de la Liga, y dio una prueba de carácter, en una tarde para el recuerdo.