Sebastián Wainraich: el humor tiene que tener una cuota de maldad

Antes de su presentación en Ciudad de las Artes, el comediante nos habla de la felicidad, las vacaciones y el oficio de hacer reír.

Sebastián Wainraich: el humor tiene que tener una cuota de maldad
Sebastián Wainraich
Por Gonzalo Toledo.

Menuda tarea, la que se propone Sebastián Wainraich en su espectáculo de stand up, que trae este sábado a Córdoba y que en enero se verá en toda América Latina, por Netflix.

Por lo pronto, su actuación será este sábado, en el auditorio de la Ciudad de Las Artes con entradas a los siguientes valores: Platea Baja, 470 pesos; Platea Alta, 370; Laterales de Platea Alta, 270.

Las anticipadas se consiguen en la boletería del teatro de avenida Pablo Riccheri 1.955 y en Internet, a través de la página del sistema Autoentrada.com.

En la previa, conversamos con el comediante, que nos comentó algunos de los ejes por donde pasará este titánico esfuerzo de explicar desde la risa, misterios como la felicidad y los argentinos.

–El eje es la felicidad, qué hacemos para ser felices. Me parece que todo esto tiene que ver con la comedia, no con un tono trágico sino más bien cómico, con las cosas que hacemos para ser felices como irnos de vacaciones, trabajar, tener tiempo libre, estar en familia, estar solo, cómo hacemos para convivir con la crianza que nos dieron nuestros padres y en mi caso, la crianza que le damos a nuestros hijos. Todo ese kilombo… trato de explicarlo, de contar qué me parece, hacer la comedia desde ahí. A eso le agrego un par de cuestiones más, como la atención en estos días, lo difícil que es prestar atención y estar concentrado en una sola cosa por lo importante que se volvió wifi para todos nosotros. Y después, teniendo en cuenta que esto va por Netflix para toda América Latina, voy a contar qué es Argentina para nosotros los argentinos. Cómo explicarle la Argentina al resto.

–Y ya sería un poco difícil que la entendamos nosotros.

–¡Por supuesto! Y todo, dentro de la comedia, claro.

–Me quedé pensando ¡qué kilombo, irse de vacaciones! Parece que uno se va a relajar y ya armar la valija es un lío.

–Sí, está bien. Y según la situación en la que estés, si te vas solo, con amigos o si te vas en familia… porque además vas con la presión de que la tenés que pasar bien sí o sí. Entonces ahí hay una presión y después pasa que cuando sos hijo vas al lugar que quieren ir tus viejos y cuando sos padre querés ir al lugar donde se diviertan tus hijos, entonces nunca vas al lugar que te querés ir, es raro.

–En mi opinión personal, a eso le agregaría los compañeros del trabajo.

–Je.

–No hay forma de que tus vacaciones conformen a tus compañeros de trabajo, siempre hay uno que te dice 'gastaste mucho' o 'ahí tendrías que haber ido en otoño' ¿Te ha pasado?

–Es verdad, uno quiere convencer a todo el mundo que la pasó bien.

–Pero siempre está el que opina de tus vacaciones.

–Y sí. Si vas a un lugar, tenés que hacer tal actividad sino es como que no fuiste.

–¿Cómo tomás el tema del humor en estas épocas en las que hay un control más fuerte, sobre todo en las redes sociales? Esto que se menciona como la 'corrección política'.

–De eso también hablo, de todas esas cosas, del cuidado que tenemos que tener. Para mí no está bueno subir a un escenario y estar pensando en quedar bien con el otro porque sino te bloquea el trabajo. Convivo con eso, el humor, para mí, tiene que tener una cuota de maldad, entre otras cosas. La principal característica es hacer reír. A mí no me gusta no agredir ni provocar porque sí, me parece que es fácil provocar, pero después hay que ver si eso tiene un respaldo, si tiene un contenido.

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