Alejandro Muñoz es un cordobés de 47 años que vive en la ciudad de Villa María y mediante una aplicación de citas conoció a Veronika Anatolievna Garssia (42), originaria de Moscú, Rusia. Ambos tuvieron relacionas que terminaron mal, sus caminos se cruzaron a pesar de los 17 mil kilómetros de distancia y ahora protagonizan su propia historia de amor.
LA HISTORIA DEL CORDOBÉS QUE QUERÍA “UNA NOVIA RUSA”
Luego de unas vacaciones en Cuba a raíz de un retiro espiritual por el final de un amor de varios años, Alejandro conoció a un grupo de chicas de Rusia y quedó “flechado”, según sus palabras a Infobae, con las mujeres de ese país.
“Quiero una novia rusa”, repitió Alejandro a su grupo de amigas, amigas y familiares, quienes lo trataban de loco. La idea de lo llevó a plantearse la posibilidad de viajar a Rusia, pero la pandemia obligó al cierre de fronteras y probó con la virtualidad.
“Encontré una página que se llamaba Russian Cupid (ahora se llama Eurocupid) y me pareció bastante seria”, contextualizó el oriundo de Villa María que conoció a la mujer de 42 años y vivía en Moscú.
“Todos me decían que era un tarado, que cómo iba a buscar a una rusa con la cantidad de mujeres que hay acá en Villa María o en Córdoba Capital”, rememoró Alejandro sobre las críticas que recibió sobre su gusto.
EL INICIO DE LA RELACIÓN ENTRE EL CORDOBÉS Y LA RUSA
A pesar de que nadie le tenía fe y todos lo habían subestimado, según contó, el villamariense se contactó Veronika Anatolievna Garssia en agosto de 2021. Tras seis meses de mensajes, fotos y videollamadas, se conocieron en Buenos Aires.
“Veronika venía de una separación muy dolorosa y estaba cansada del machismo de los rusos”, contó Alejandro, quien la conquistó con su personalidad. “Ella hablaba en ruso y yo en español. Usábamos el traductor de Google para entendernos”, rememoró entre risas.
Veronika arribó a Argentina el 18 de febrero de 2022 y la idea inicial era pasar tres semanas. “Pero su vuelta se pospuso porque a los pocos días se desató la guerra entre Rusia y Ucrania y cancelaron los vuelos”, contó Alejandro.
LA DECLARACIÓN DE AMOR DE LA RUSA AL CORDOBÉS
El viaje de tres semanas se extendió hasta abril, la pareja conoció diversos lugares de la provincia de Córdoba, hasta que Veronika regresó a Rusia. “En el avión decidí que quiero estar con vos, que quiero volver a la Argentina y que tengamos un hijo”, le dijo a Alejandro.
A pesar de todo el cariño, ella no se sentía “integrada ni aceptada” por la familia de Muñoz. “Las únicas personas que creyeron en nosotros fueron un ruso, del que me hice amigo por casualidad cuando buscaba un especialista en refrigeración, y mi entrenador del gimnasio”, admitió Alejandro, que es dueño de una distribuidora de hamburguesas.
La relación que entabló con su amigo de Rusia, Sergey, sirvió para construir una red de contención para Veronika. Finalmente, el 17 de diciembre, se volvieron a encontrar en el mismo hotel de Buenos Aires.
“Vimos el partido de Argentina (final de la Copa del Mundo) y después fuimos a festejar el triunfo por el centro porteño. Recién el lunes viajamos a Villa María”, recordó emocionado el cordobés que se la jugó y le salió bien.
LA BODA ENTRE LA RUSA Y EL CORDOBÉS Y EL DESEO DE SER PADRES
Alejandro y Veronika consiguieron fecha en el registro civil para el 18 de febrero. “Fue la misma fecha en la que había pisado Argentina por primera vez, pero un año atrás”, remarcó el cordobés sobre el matrimonio que presidió una gran fiesta.
“Mis viejos estuvieron toda la ceremonia con cara larga pero ella se la bancó piola. Pero yo le aclaré desde el principio algo, que es muy simple. ‘Mi familia sos vos’”, sentenció Alejandro, quien además admitió: “Si me tengo que pelear con mi familia e irme a Rusia por vos, lo hago”.
Veronika no puede quedar embarazada y Alejandro le prometió que iba a hacer hasta lo imposible para que sea madre antes de los 44 años. “Hasta esa edad tenemos la opción de seguir usando sus óvulos, después tendremos que recurrir a los óvulos de una donante”, aseveró.