Las bajas temperaturas invernales pueden dañar nuestra piel, sobre todo la del rostro y las manos, dos zonas que están directa y permanentemente expuestas al frío y al viento. Por esta razón, al abrigo necesario para calentar el cuerpo, hay que sumar distintos cuidados.
La doctora Natalia Muñoz Balestra, dermatóloga de la Clínica Zabala, brinda una serie de consejos que ayudarán a que tu piel luzca sana y saludable.
“Dentro de las consideraciones generales no debemos olvidarnos del uso de protector solar, ya que las radiaciones UV llegan a nuestra piel aun en días nublados. En la actualidad, las cremas hidratantes de día poseen protección entre 20 y 25 que es suficiente en esta época del año”, explica la especialista.
Y agrega: “Además, es importante tener en cuenta que esta época es muy buena para exfoliar la piel, con procedimientos como peelings (para renovar las células) y una buena hidratación que hará verla más lozana”.
Manos y orejas también se encuentran expuestas al frío del invierno y pueden sufrir de lesiones como sabañones (perniosis o eritema perneo). ¿Cómo reconocerlos? Porque se caracterizan por presentar enrojecimiento y tumefacción, causar picazón y dolor. Las lesiones se identifican fácilmente, porque son de color rojo azulado, desaparecen al presionarlas y se presentan frías al tacto.
Según tu piel
Pieles sensibles. Los cambios de temperatura al pasar del exterior a un lugar cerrado hacen que este tipo de piel sea una de las más afectadas en esta época del año. El enrojecimiento puede desencadenar un trastorno más serio como la rosácea. Para este tipo de casos es importante tener a mano agua termal o algún gel descongestivo que equilibre la temperatura de la piel.
Pieles secas. Suelen deshidratarse con facilidad por la acción del frio y el viento. Es aconsejable contar con cremas untuosas (con más cuerpo que las que se usan en otras épocas del año), para generar una capa protectora y así mantener la barrera hidrolipídica que posee la piel en forma natural.
Pieles grasas. También necesitan su cuidado con productos no comedogénicos que puedan llegar a tapar los poros y provocar mayor oleosidad.
Cómo cuidar manos y orejas
» Cubrir las manos con guantes, las orejas con gorros y, en el caso de aparecer en los pies, usar medias térmicas y calzados con suelas aislantes.
» Masajear las zonas propensas para estimular el flujo sanguíneo.
» Aplicar cremas hidratantes que eviten la sequedad de la piel.
» No exponer las manos ni los pies directamente a la estufa o al radiador pues los cambios bruscos de temperatura aumentan el riesgo de que se generen estas lesiones.
En general, el cuadro es benigno pero no dejes de consultar a un profesional. Si la inflamación se vuelve crónica puede traer complicaciones como atrofia, deformidades o infecciones.