Por Verónica Suppo
“Soy el príncipe negro de las chicas”, dice Osvaldo a sus 75 años y con la palabra un tanto cortada. No es para menos, ya que acaba de terminar una clase de zumba en el Parque Educativo de barrio Congreso. Es el único entre casi 100 mujeres de todas las edades que llegan para apropiarse de este espacio que funciona desde 2015.
Cuando le preguntamos hace cuánto tiempo comenzó a participar de las actividades del parque junto con su mujer, María del Valle (de 66 años), se levanta de hombros como asintiendo que ya perdió la cuenta. Y al igual que él, el resto de las asistentes aseguran que este nuevo espacio se convirtió en el punto de reunión de los vecinos de Congreso, pero también de Vicor, Villa El Libertador y Santa Isabel, entre otros barrios del sur.
“No venimos por la estética; venimos por la salud. Porque tenemos tensión alta, porque nos hace bien y porque cada día somos más”, dice Carmen (69), toda preparada con calza, remera cómoda y vincha “a tono” zumba.
La apropiación de este lugar por los temas y cursos vinculados al interés de los vecinos parece ser la clave de la gran convocatoria. Y la receta pretende repetirse cuando se concreten los otros cuatro parques proyectos por el municipio cordobés en los barrios Villa Allende Parque, Campo de la Ribera, Marqués Anexo y Capdevila.
“He visto en mis clases a las mamás llegar con sus bebés en los cochecitos y hoy ya están entre nosotros jugando, prestando atención cuando doy la clase”, cuenta Daniela Lucero, entrenadora y profesora de zumba gold en el Parque Educativo Zona Sur.
“Empiezan a venir para bailar y después siguen porque se hacen amigos, porque ya se conocen del barrio y se hacen unas amistades hermosas”, relata la profesora que, terminada la zumba a pleno ritmo, lee un cartel en el que sus alumnos habían pegado palabras vinculadas con los valores y el respeto.
Sólo a este espacio concurren unas 100 personas, aunque todas las actividades convocan al mes a unas 5 mil, con un alcance a 18 barrios. De ahí que la misma idea se replicará en los otros parques proyectados, en los que se espera desde el municipio que se sumen vecinos de unos 100 barrios.
Los cursos (todos gratuitos) son de los más variados: actividades deportes integradas, talleres de cocina, costura, electricidad, música y apoyo escolar y de inglés, entre otros, en los que los profesores, organizaciones y academias interesadas van de la mano de la demanda de los vecinos.
“Hoy prácticamente no hay lugares donde hacer actividades gratis, y que reciban a todas las edades. Hay muchas mamás, pero también adultos mayores que hasta los sábados se juntan porque vienen a las clases de ping pong”, explica Pablo Rodríguez Saá, director de Parques Educativos, mientras hace una recorrida por el pasillo principal, donde están las aulas para las clases.
“Tenemos 200 chicos en fútbol; en zumba hay días que está colmado el salón. Cocina fue un éxito, con 60 alumnos, lo mismo que en esta época las clases de apoyo escolar. La gente toma el lugar al que viene, de hecho que empezó a venir acá y algunas academias de la zona tuvieron que bajar los precios porque los vecinos eligen estar en el parque”, dice Rodríguez Saá.
Para aceitar la demanda de los vecinos con los temas de los cursos, además de hacerlos parte, desde la Municipalidad se trabaja en un proyecto denominado gobernanza en marcha, con datos de los interesados en dar los cursos, con los intereses de la gente y con normas participativas.
Este mismo esquema es el que pretende replicarse en los otros parques. El que está más avanzado es el de Villa Allende Parque, donde ya están las obras casi listas. Se diferenciará al sumar una pileta para actividades deportivas.
“Estaba estresada, me sentía mal, bajé muchos kilos y empecé a venir a zumba y ya me siento mucho mejor. Entramos de una manera y nos vamos renovadas”, dice Gladys, de Santa Isabel, que se suma a la charla que comenzó Osvaldo, “el príncipe de las chicas”, y en las que todas son protagonistas. “La zumba es fiesta y baile”, agrega la profesora, en un momento en que la clase llega a su fin. Definitivamente, los vecinos han tomado este espacio como si se tratara de su propia casa.