Cada 8 de enero una multitud celebra y muestra devoción por la figura del Gauchito Gil en la ciudad de Mercedes, en Corrientes.
El Gauchito es un "santo pagano" puesto que no está reconocido por la Iglesia, un caso muy similar por ejemplo, al de la Difunta Correa.
Sin embargo, el denominado "Santo Patrono de las Banquinas" (venerado por camioneros y viajantes) se transformó con el paso de los años en una figura aún más popular que la propia Difunta.
Es muy común ver en casi todas las rutas argentinas, pero sobre todo las más peligrosas y transitadas, ermitas con paños de color rojo que albergan en su interior la veneración al Gauchito.
Lo cierto es que de acuerdo a un relevamiento realizado por La Voz en las casas de tatuajes de Córdoba su figura es la que más eligen los habitantes de esta ciudad entre los santos (sean paganos o no) para retratarse en su cuerpo.
El segundo más elegido es San La Muerte, según el mismo relevamiento.
Hace cinco años, un relevamiento realizado por la consultora local Delfos sobre los santos más populares de la Capital (y donde el Gauchito no estaba incluido), reveló igualmente que su estampita estaba presente en la billetera de unos 15 mil cordobeses.
Precisamente, de acuerdo con el mismo relevamiento de La Voz, en las santerías de la ciudad, esa imagen está entre las tres más solicitadas.
Quién era. El gaucho Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez (1847- 1868) fue un joven correntino que luego de participar en la guerra de la Triple Alianza fue reclutado por el Partido Autonomista para pelear en la guerra civil correntina contra el opositor Partido Liberal, pero desertó.
Dado que la deserción era delito, fue capturado, colgado en un árbol de Espinillo y muerto por un corte en la garganta.
Cuenta la leyenda que Gil le dijo a su verdugo que debería rezar en su nombre por la vida de su hijo, que estaba muy enfermo.
Luego de matarlo, el hombre llegó a su casa y encontró a su hijo al borde de la muerte.
El verdugo, de apellido Zalazar, rezó al Gauchito Gil y su hijo sanó milagrosamente.
Las personas que se enteraron del milagro construyeron un santuario, que aún permanece y donde se le rinde culto.