Por Gabriela Martín.
La perfección domina al mundo. O, al menos eso parece. Imágenes de rostros y cuerpos que responden a los más exigentes parámetros de belleza pululan en las redes sociales. Personas que quieren mostrarse maravillosas todo el tiempo y, en el afán de hacerlo, terminan ¿distorsionando? la realidad.
“En las redes uno ve que hay gente queriendo mostrarse perfecta todo el tiempo, pero al mismo tiempo ve mujeres a cara lavada, mujeres a las que no le importan esas cosas y que dicen: ‘esta soy yo, las 24 horas del día y esta es mi vida’. Al observar a una modelo, sabés que tiene una piel perfecta y está divina porque vive de su imagen, pero de repente ver a una escritora despojada de su maquillaje, contándote lo que realmente le importa, también está bueno”.
Marou Rivero, socióloga y bloguera de moda que llegó a Córdoba para la inauguración del local de Ver en Patio Olmos.
Y continúa: “En las redes conviven las dos cosas y está bien que así sea. Esto le abre la cabeza un montón a las nuevas generaciones y, a mí particularmente, me saca un peso de encima. Uno, a veces, busca que la imagen sea lo más linda posible y en esa forma de demostrarlo, vestirse de tal o cual manera es la forma más fácil. Pero no necesariamente la única”.
Ser quien sos. En este afán de mostrarse perfecto no se debe perder de vista el mostrarse real. Para esta especialista de la moda y las redes, ésta es la gran ventaja que tienen las nuevas generaciones. "Qué no le digan como tienen que ser, que puedan ser de miles maneras posibles es una excelente oportunidad", cuenta Marou, quien considera que tanto el uso de internet como el de la telefonía móvil están sobreexplotando el sentido de la vista.
Y agrega: “Al recibir tanta información, todo compite con la vista y nada te seduce desde el oído o el tacto. Creo que una imagen compartida en alguna de las redes sociales debe ser linda para que te llame a leer el texto y que todo lo que conocemos y hacemos ahora va a dar lugar a que mañana las cosas se piensen de manera diferente. Por eso, la experiencia de compra ya no pasa solo por la vista. Te tiene que gustar pero también la tenés que sentir. Hoy la gente se anima a explorar de otra manera”.
Tanta sobreexposición puede traer como consecuencia la saturación. También puede suceder que, de un momento a otro, las personas no quieran ver más y le den un corte a la invasión visual, priorizando otro sentido. Pero, mientras tanto ¿cómo podemos dar un paso al costado y crear nuestra propia imagen? ¿Cuál es el camino para encontrar nuestro estilo personal?
Rivero asegura que para conseguir diferenciarse del resto es imprescindible volver a lo que te decían de pequeño: “Cada uno de nosotros es único e irrepetible”.
Y explica: “Quizá, lo más difícil es encontrar el tiempo y las ganas de hacer tu propio relato personal. Es mucho más fácil ver qué hacen otros, pero encontrarte con vos, qué querés contar y mostrar son situaciones que te hacen ser vos. Por ejemplo, a mí me gusta la moda y el arte y puedo ver lo que cuenta una artista plástica, pero yo no soy así, yo no produzco obra, yo contemplo. Todos somos únicos e irrepetibles, pero también somos grupo, entonces mientras más tiempo y ganas le dediques a ser quien sos, más fácil es salir a diferenciarte”.
Ser diferente. Animarse a ser distinto parece ser la consigna. Hoy, ser diferente no es sinónimo de extravagante. Esto ya es tema del pasado, cuando nadie se animaba a ser quien era.
“Antes, ser distinto tenía que ver con una desviación, con algo que no tenía otra opción. Hoy ser distinto tiene que ver con quienes somos y ser diferente es mucho más valorado. Para mí ser distinto tiene que ver con que otros también pueden ser lo que quieran ser”, cierra la socióloga..