El relato de la pareja de Ana Rosa Barrera, cuyo cadáver apareció en la tarde de este viernes, había sido inconsistente en varios puntos. Mientras se buscaba a la mujer, los investigadores no se alejaron de Marcelo Ferrareto, quien quedó como sospechoso del femicidio.
Entre los puntos más débiles de su relato sobresalió cómo fue que encontró "de casualidad" el auto de la mujer, un Corsa rural blanco, abandonado en barrio Santa Isabel de la ciudad de Córdoba.
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En aquella versión, dijo que había viajado desde Los Cedros hasta una farmacia de Santa Isabel, en el sur de la ciudad de Córdoba, y que al salir del negocio se dio cuenta de que el auto estaba a pocos metros.
"Yo fui a la farmacia y cuando salgo, doy la vuelta, y veo el auto. Tengo una llave en la camioneta y lo abrí. Toqué bocina y no apareció nadie", dijo el sospechoso.
Eso fue el lunes a la tarde. Y el hombre radicó la denuncia al día siguiente. También dijo que el domingo a la noche "ella estaba disgustada como otras tantas veces".