Los Palmeras fueron el broche de oro de la última luna de la 51° Fiesta Nacional e Internacional del Poncho. La actuación del conjunto oriundo de Santa Fe y la presencia de los principales referentes del canto folclórico catamarqueño le brindaron el marco ideal al festival que regresó de manera presencial tras dos años de ausencia y posibilitó que tanto los catamarqueños como los turistas pudieran compartir y disfrutar de un evento que se transformó, desde aquel julio de 1967, en la mayor expresión cultural e identitaria de Catamarca.
Cantaron varios hits, llevando la fiesta a su punto máximo de ebullición y posibilitando que desde la primera canción la gente ocupara cada espacio libre del salón principal para bailar. Temas como El Bombón, Que Quiere la Chola y Olvídala fueron los más ovacionados pero también hubo lugar para algunas canciones que se encuadran en lo que es la cumbia tradicional del noreste del país como Amor y El Embrujo. Aunque con ellos, casi ningún tema necesita presentación.
La noche del domingo 24 contó con la presencia de destacadas propuestas artísticas locales. Entre ellas, sobresalió la puesta en escena materializada por Rafael Toledo, a la cual tituló “Puna”. Su repertorio se centralizó en versiones y composiciones que pintaron con exactitud las vivencias y las costumbres de los pueblos puneños, aquellos que mantienen vigente la identidad originaria de esta tierra. Un show especial y con la jerarquía que siempre propone uno de los principales cantores que tiene Catamarca para ofrecer al país y al mundo.
También se presentó Néstor Pacheco, quien se mantuvo fiel a su cualidad de cantarle a su tierra. Composiciones como Camino Al Rodeo, Recuerdos de Mis Valles y Personajes de Mi Pago engalanaron su repertorio, cosechando extensos aplausos por parte del público. De igual manera, la voz de Silvia Pacheco tampoco pasó desapercibida y mantuvo el clima festivalero en alto. Sus clásicas canciones -como Camarero Champán- le permitieron afianzar ese cálido afecto que mantiene con la gente.
Las propuestas emergentes también tuvieron su lugar en el escenario mayor. Daniela Figueroa, acompañada por el eximio guitarrista José Pepe Santillán, confirmó -una vez más- su evolución artística y que su voz ha comenzado a transformarse en una de las preferidas por los catamarqueñoss a la hora de escuchar buen folclore. Interpretó Lunita de Balcozna y una composición propia titulada Esto es Amor. A su turno, el cantautor Freddy Romero dejó su impronta, y su propuesta festivalera cargada de zambas y chacareras le permitió a los presentes comenzar desde temprano a sacarse esas ganar de bailar.
Ricardo “Torito” Arce y el dúo Los Mellizos (Sebastián y Jacobo Delgado) reflejaron el cancionero autóctono de esta tierra, dejando en claro su pasión y profesionalismo. Siempre convocantes y queridos por el público de esta provincia.
La música ciudadana tuvo su espacio a través del proyecto tanguero De Puro Guapo, que demostró excelencia y mucho talento sobre el escenario. El humor llegó de la mano del tinogasteño (radicado en el sur del país) Ale Ayame, que apeló a sus típicas humoradas para hacer sonreír a la gente.
El color de la danza y el canto nativo estuvo a cargo en la última noche del Poncho 2022 a cargo de la Academia de danzas folclóricas Semblanzas y de las delegaciones de Antofagasta de la Sierra y Capital.