El fallecimiento de una mujer de 84 años, rescatada semanas atrás de un geriátrico clandestino en Villa Carlos Paz, sacudió a la comunidad y puso bajo la lupa el funcionamiento de residencias sin habilitación oficial.
Según denunció su hija, una semana antes del operativo de clausura la responsable del geriátrico la llamó para avisar que su madre se había fracturado la cadera y debía ser internada. Al llegar al sanatorio, los médicos comprobaron que la paciente llevaba meses sin recibir atención ni la medicación indicada para la hipertensión.
Tras su traslado desde la residencia, los profesionales detectaron lesiones en la espalda, un cuadro de anemia y un grave deterioro general.
Días después, la hija presentó una denuncia en la unidad judicial describiendo el lugar como “un verdadero infierno” y señalando incluso que al intentar retirar las pertenencias de su madre, estas ya no estaban.
El caso, que ya era investigado por la Justicia, suma ahora un nuevo y dramático capítulo y vuelve a cuestionar la eficacia de los controles de Rugepresa, el organismo provincial encargado de acreditar y supervisar geriátricos y centros de salud para garantizar que cumplan con las normas vigentes.