Oriundo de La Falda, el profesor de Oxford, Esteban Cichello Hübner, nos dió una gran lección de cómo superarse en la vida con esfuerzo y dedicación. Es que su vida no fue muy distinta a la de tantos chicos argentinos que viven en la pobreza, sin embargo, la escuela fue clave para él, ya que no sólo se convirtió en un lugar de contención, si no que le abrió las puertas para poder salir de su situación de vulnerabilidad.
“Mi casa era una tapera, menos que un rancho. Vivíamos en la indigencia”, le contó desde Inglaterra, a Eduardo Feinmann en su programa de LN+. A pesar de haber nacido en Córdoba, de pequeño junto a su familia, se mudaron a la provincia de Buenos Aires: “En el AMBA vivimos en un terreno que mi abuela compraba en cuotas, no lo ocupamos”.
Esteban no exageró cuando dijo que vivía en la indigencia, verdaderamente no tenían ni acceso al agua potable. “Comencé a trabajar a mis nueve años y desde entonces no paré. Fui dependiente en el almacén de Doña Lolita; creo que me dio el empleo porque me vio hambriento. Después de trabajar me iba a la escuela, que era lo más lindo que me pasaba en el día, porque en casa no tenía agua, y ahí tenía hasta jabón”, explicó.
Y agregó: “El colegio era un lugar de contención y hasta nos daban chocolate caliente, era una fiesta y lo que más deseaba (..) yo a los sindicatos no los quería porque me cerraban la escuela”.
Sin dudas, ponerse a estudiar no era una tarea fácil pero Esteban le buscó la vuelta: “Nuestro rancho estaba muy cerca de la Panamericana. Y como no tenía luz, iba a leer bajo las luminarias de la autopista. Gran parte de mis estudios se lo debo a eso”.
También compartió su amor por la lectura, y confesó que el libro que tenía en la mano, se lo devoraba. “Era la única abstracción para salir de esa realidad, era un ‘ábrete Sésamo’”. “Era muy basurero. Juntaba cables, los quemaba y vendía el cobre”, y con ese dinero se compraba sus libros.
Cichello Hübner aseguró que el estudio le abrió las puertas del mundo. “Siempre descubrí que cuanto más estudiaba, mejores trabajos tenía; y tuve una atracción por las lenguas. Estudiaba inglés solo, porque en las escuelas no había. Empecé a trabajar en un hotel, luego en el Sheraton, luego a Las Leñas... me di cuenta que el esfuerzo personal me abría puertas”, sostuvo.
Finalmente, admitió su admiración por la historia de vida de Diego Maradona, quien tuvo la posibilidad de entregarle un diploma honorífico en su paso por Oxford. ”Cuando era chico y me ponen la televisión en casa, veo una entrevista a Maradona donde cuenta que quiere jugar un Mundial. Entonces yo pienso: ‘Este salió de un villerío como yo; va a entrenar duro, revuelve la basura’. Fue un ejemplo para mí traerlo para dar una clase magistral”, concluyó.