La fertilización en cebada va a depender principalmente del uso al que se va a destinar el cereal. En nuestro país, algo más de la tercera parte de la producción se exporta como forrajera, el resto se exporta o se utiliza localmente como cervecera. El precio de la cervecera es mayor al de la forrajera (alrededor de 10 % más en el mercado a término) porque la cebada debe tener un contenido proteico de, al menos, 9,5% para ser aceptada como cervecera y los compradores suelen pagar un plus por proteínas mayores. Y para lograr proteínas adecuadas, se debe afinar la puntería con la fertilización nitrogenada.
En primer término, es necesario hacer un análisis de suelo antes de la siembra para saber cuánto nitrógeno se tiene como nitrato desde la superficie hasta los 60 cm de profundidad y poder calcular la dosis de fertilizante.
En el sudeste de la provincia de Buenos Aires se ha determinado que para obtener un rendimiento de alrededor de 6000 kg/ha se necesitan unos 165 kg de nitrógeno por hectárea entre el fertilizante y el suelo, mientras que en el norte de la provincia hace falta algo menos, entre 130kg y 140kg de nitrógeno por hectárea.
Con estas dosis se puede llegar al máximo rendimiento posible, pero probablemente sea conveniente aplicar unos 10-15 kilos de nitrógeno por hectárea menos para obtener el mejor retorno económico. Estos valores no son muy distintos de los que se recomiendan para el trigo.
Ahora, en el caso de aplicar esas dosis probablemente no se llegue a obtener el contenido proteico adecuado para que la cebada sea utilizada como cervecera.
En cebada forrajera va a ser suficiente, pero en cervecera habrá que aumentar la dosis para obtener un contenido proteico de alrededor del 10%, para el cual hará falta disponer de 26 kg de nitrógeno (sumando el suelo y el fertilizante) por cada tonelada de cebada producida en el norte de la provincia de Buenos Aires y alrededor de 34 kg de nitrógeno en el sudeste.
La aplicación del fertilizante nitrogenado puede realizarse a la siembra en el norte de la provincia, pero en el sudeste debe dividirse entre siembra y fin de macollaje (o aplicarse todo en macollaje).
Aplicación por Lote
Aunque se haya estimado correctamente la dosis a aplicar entre siembra y macollaje, puede suceder que las condiciones del año sean mejor que las esperadas y el cálculo del fertilizante quede corto. Para ello es importante que al fertilizar cada lote se deje una franja de referencia donde se realice una doble o triple pasada con la fertilizadora. La franja de referencia dará una idea de cómo sería el cultivo si no tuviera ninguna limitación de nitrógeno.
Durante la encañazón se puede comparar la franja de referencia y el resto del lote con un sensor tipo Minolta Spad, Green Seeker o similar. Si el valor medido en el lote equivale al 90% o menos del medido en la franja de referencia conviene refertilizar con una dosis de 50 kg de nitrógeno por hectárea. Si no se dispone de un sensor, puede tomarse la decisión en base a la diferencia de color: si la franja de referencia está mucho más verde que el resto del lote probablemente convenga fertilizar.
Una última posibilidad para aumentar el contenido proteico (no el rendimiento) es fertilizar durante espigazón. En este caso hay que aplicar urea líquida de bajo biuret (es decir la que se vende como líquido, no es recomendable disolver urea granulada en agua) con una pulverizadora.
Esta aplicación puede combinarse con fungicidas, pero es recomendable consultar con un profesional para saber si los productos son compatibles. La dosis máxima que se puede aplicar en este momento es de 20 kg de nitrógeno por hectárea que incrementará el contenido proteico en alrededor de 0,8%.
En síntesis, alcanzar una calidad cervecera con cierta seguridad requiere que se le preste atención a la nutrición nitrogenada de la cebada.