Una necesidad histórica del ámbito ganadero es encontrar estrategias que permitan mantener saludables a los animales y que, al mismo tiempo, estimulen un crecimiento rápido y sostenido de manera de poder reducir costos de producción y satisfacer la demanda.
En ese camino, a partir de la década de 1950, cuando fueron desarrollados los sistemas intensivos de cría de animales de carne (feedlot), se comenzaron a utilizar pequeñas dosis de antibióticos como promotores de crecimiento.
Sin embargo, su uso excesivo o indebido contribuyó al desarrollo de bacterias resistentes a los antibióticos, las que causan infecciones muy difíciles de tratar y ponen en peligro vidas humanas, como Escherichia coli O157:H7, responsable del Síndrome Urémico Hemolítico.
Ahora, un grupo de científicos del Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA) del CONICET y de la Universitá Cattolica del Sacro Cuore, en Cremona-Piacenza, Italia, publicaron un estudio en la revista Scientific Reports en el que demuestran que sumar ciertos probióticos a la dieta del ganado es una manera “prometedora” de reemplazar a los antibióticos como promotores de crecimiento.
Los probióticos son organismos vivos –bacterias lácticas, bifidobacterias, bacilos o levaduras con capacidad inmunoestimulante-– que, administrados en cantidades adecuadas, confieren un efecto fisiológico benéfico en la salud de quien los ingiere al mejorar el balance de la microbiota (antes llamada flora intestinal).
A diferencia de los antibióticos, que destruyen tanto bacterias dañinas como benéficas, los probióticos son capaces de promover el crecimiento de cepas o especies de bacterias benéficas en el intestino a expensas de otras menos deseables.
“Entre las estrategias de reemplazo de antibióticos en animales de carne criados en sistemas intensivos, el uso de aditivos alimentarios que afecten favorablemente la salud y performance animal, particularmente a través de la modulación de la microbiota gastrointestinal, generó gran expectativa a nivel de investigación.