La sostenibilidad presupone que los recursos naturales disponibles en nuestro planeta son limitados. Como tales, estos deben usarse con moderación y de manera inteligente para evitar su agotamiento y mantener su renovación y disponibilidad a largo plazo.
La sostenibilidad se centra en satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas. Las prácticas sostenibles apoyan este delicado equilibrio y las ventajas y desventajas entre garantizar la continuidad de los ecosistemas ecológicos, satisfacer las necesidades humanas y respaldar la vitalidad económica.
Mantener un suministro continuo de alimentos es el objetivo máximo, el cuál se ve gravemente afectado, ya se por malas decisiones o a su vez el mal uso de las tierras y el no respeto hacia una producción mas sustentable.
Es un panorama desalentador: 9700 millones de personas que alimentar para el año 2050.
La demanda mundial de alimentos está aumentando rápidamente, a la vez que los recursos disponibles para su producción continúan disminuyendo. En paralelo, el impulso por la reducción de los productos químicos sintéticos en los cultivos cosechados nunca había sido mayor; los estándares regulatorios para unos alimentos más limpios y más seguros son cada vez más estrictos, lo que refleja la concienciación generalizada de los consumidores en todo el mundo.
Existe una clara necesidad de lograr un equilibrio sostenible entre las personas, el planeta y la prosperidad.