A 11 años de la Tragedia de Once: qué siente hoy una sobreviviente

Aquella mañana, Lucía iba a rumbo al trabajo desde Ciudadela, pero no pudo llegar. Cómo vivió el fatídico episodio y cuál es su recuerdo a más de una década.

A 11 años de la Tragedia de Once: qué siente hoy una sobreviviente
Se cumplen 11 años de la tragedia de Once (DyN / Archivo).

“Hace mucho que no hablaba de eso”, escribe Lucía Baravalle, de 36 años, luego de relatar en unos minutos de audio su experiencia en la tragedia de Once. Hoy combina su vida entre el trabajo en una agencia de turismo y la maternidad. Lucía se anima, 11 años después, a recordar lo que pasó aquel oscuro 22 de febrero de 2012.

Durante más de una década, trabajó como recepcionista en una editorial que quedaba cerca de Esmeralda y Viamonte, a menos de dos cuadras de la estación Lavalle de la Línea C del subte. Por aquel entonces vivía con su familia en Ciudadela. De lunes a viernes, la rutina la llevaba a subirse al Sarmiento hasta Plaza Miserere y de ahí combinar la A y la C del subte. Todos los días lo mismo, salvo ese.

Se cumplen 11 años de la tragedia de Once. Foto: Clarín
Se cumplen 11 años de la tragedia de Once. Foto: Clarín

“Era un miércoles posferiado de Carnaval, un día como hoy. El tren ya venía demorado y yo me subí sí o sí porque si no llegaba tarde al trabajo. Venía escuchando música, me acuerdo, tenía el teléfono en la mano”, comienza a repasar.

Cuando en Once choca -obviamente no sabía lo que había pasado- nos caímos todos, éramos muchos parados porque ya nos estábamos por bajar. Yo me lastimé el tobillo, pensé que me había esguinzado. Me dolía mucho, no me podía levantar, me había bajado la presión”, continúa.

Y agrega: “Cuando bajé miré para adelante y pensé ‘sí, chocó, pero contra qué si ya llegamos’. Y a medida que iba caminando veía gente que estaba como yo o peor, hablando siempre de los que estábamos en los vagones de atrás”.

A medida de que con ayuda iba acercándose al lugar del hecho, Lucía empezaba a ver un escenario trágico, pero no había forma de que tomara dimensión de lo ocurrido. “Me dijeron que había muertos, pero no entendía nada, estaba en shock. Ahí me trasladaron en ambulancia al Hospital Rivadavia. Y en ese rato que la noticia corría y yo no estaba bien conciente de lo que pasó, me iban llamando familiares, amigos, que se iban enterando pero seguía sin caer”, expresa.

“Tomé noción de la gravedad del hecho cuando ya estuve en mi casa. Mi mamá me fue a buscar al hospital y fuimos a la ART porque yo no quería estar más ahí (en el hospital) porque caía muchísima gente herida, con oxígeno, gente grave, realmente grave. Me quise ir porque supe que lo mío era una pavada en comparación con lo que estaba viendo”, recuerda.

Su hermana se encargó de escribir en su muro que Lucía estaba bien, que estaba viva. “Cuando llegué a mi casa vi las imágenes. Me enteré que hasta había aparecido en la lista de heridos. Me llamó todo el mundo”, cuenta. Su mirada en ese momento ya era otra y la sensación de shock iba a cambiar por una que todavía hoy mantiene cuando habla de aquel día: tristeza.

El después de la tragedia

Los días posteriores sentía mucha, mucha tristeza. Y decir ‘zafé', porque me podría haber tocado a mí tranquilamente. Fui cayendo a medida que fueron pasando los días. Además, en el accidente falleció un vecino que conocía y me puso muy triste”, relata.

Acto en homenaje a las víctimas de la tragedia de Once. Foto: Clarín
Acto en homenaje a las víctimas de la tragedia de Once. Foto: Clarín

Once años después, el dolor sigue latente. “Hoy me acuerdo de eso, del día tal cual lo estoy contando, y siento lo mismo. Se me vienen a la cabeza los familiares de los fallecidos”.

En relación a lo lucha en reclamo de justicia, Lucía cuenta que participó en varios actos, sobre todo los primeros años. “Pude hablar con los familiares de las víctimas, incluso”, dice.

Volver al tren también fue otra de las partes difíciles para quienes tuvieron la fortuna de sobrevivir a aquel trágico día. “Me dio miedo volver a viajar en tren, pero tuve que hacerlo porque era el medio más rápido para llegar a mi trabajo”.

Para los pasajeros de aquella formación, los de aquella fatal mañana de febrero, viajar en tren ya no es el mismo trámite común y rutinario que para cualquier persona: “Ni muy adelante ni muy atrás. Desde aquel día busco un lugar ‘estratégico’ para viajar”, reconoce Lucía.