"Las encuentro en los lugares más extraños. Hoy entró una al living, algo rarísimo. Y ayer encontré otra por Recoleta y pensé: qué lugar más extraño para una mariposa", cuenta Valeria a Clarín. La vecina de Saavedra habla de las mariposas, que últimamente parecen haberse multiplicado por la ciudad.
"El verano del año pasado fue seco y muy caluroso. Este verano, en cambio, tuvo abundantes lluvias en diciembre y enero. Esto hizo que el ambiente retuviera más humedad y florecieran y crecieran más las plantas que sirven de alimento a las orugas", explica Ezequiel Núñez Bustos, especialista en mariposas y técnico curador de la colección de Lepidóptera del Museo Argentino de Ciencias Naturales, en Parque Centenario.
Fabio Márquez, licenciado en Diseño del Paisaje y autor del libro Mariposas porteñas (2016), coincide con Núñez Bustos, explica cómo influye la migración. "Sobre el fin del verano hay una explosión demográfica de las mariposas, en parte porque en este momento la escala reproductiva llega a su punto más alto. Entonces, cuando las vemos volando en mayor cantidad es al final de un ciclo de vida que empezó quizás hace un mes. Pero esto se da también en parte por las especies migrantes que empiezan a volar hacia el norte".
Es decir, una combinación de verano húmedo con la época ideal para apreciar mariposas. Según Clarín, la especie que más se observa es la Cuatro Ojos (Junonia genoveva hilaris), que migra todos los años para esta época.