Por muchos años pasó desapercibido, en medio de la vorágine del barrio de Once, donde el tráfico no para y las personas caminan a paso rápido esquivando vendedores ambulantes y puestos de flores y de diarios. Sin embargo, el Palacio Grimoldi, destacado por su delicadeza arquitectónica, es una joya que volvió a brillar.
Según publicó Clarín, Virginio Colombo fue el arquitecto que diseñó cada uno de sus espacios y detalles, y Enrique Grimoldi, su dueño original, quien vivió durante muchos años allí con su familia. Actualmente, el propietario de los planos y del edificio construido en 1918, y ubicado en Corrientes 2548, es Daniel Bocchimuzzi, que no dudó en adquirirlo después de la crisis de 2001. Aunque muchos intentaron disuadirlo de lo contrario, su amor por el palacio, y todo lo que significa a nivel histórico y cultural, pudieron más.
"Ya no pude pensar en otra cosa que no sea recuperarlo. Muchos departamentos habían sido modificados, con tabiques, cocinas y puertas en cualquier lado. Estaban alquilados a personas que no valoraban el patrimonio que habitaban", dijo Daniel a ese medio.
Actualmente, el edificio está dividido en tres partes: el cuerpo del frente, que se destaca por los pisos de roble traídos de Eslavonia, vitrales y ornamentaciones. Otro sector, ya con departamentos más pequeños. Y un tercero, donde ya no tienen acceso los ascensores. Se trata de un complejo de 52 unidades en total, con pulmones que hacen que en todo rincón siempre haya aire y luz.
El valor arquitectónico del edificio es tan grande, que desde la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y de Bienes Históricos, quieren que forme parte de la postulación de edificios porteños y de La Plata, ante la Unesco, para que sea considerado Patrimonio de la Humanidad.