Por Paula Conde.
Caetano Veloso volvió a Buenos Aires una vez más, en esta oportunidad, para presentar a la cantante Teresa Cristina. Y de paso, para demostrar –cuándo no- que, a los 74 años, sigue siendo un súper crack: "Canta mejor que en los discos", resumió, hipnotizado, un fan desde la platea del Gran Rex, donde el miércoles a la noche el bahiano dio un recital de casi dos horas y más de treinta canciones, en el marco de la gira "Caetano presenta Teresa".
En realidad, el show tuvo tres partes: la primera media hora fue toda de Teresa Cristina y del guitarrista Carlinhos “Sete Cordas”, quienes homenajearon al compositor carioca Angenor de Oliveira, más conocido como “Cartola” y considerado uno de los mayores sambistas de la historia de la música brasileña. Poco conocida por estas tierras, Teresa, carioca de 49 años, demostró con su voz, con sus interpretaciones, con sus matices, que Caetano tiene buen ojo y mejor oído y que el samba tradicional carioca tiene sucesora. El guitarrista Carlos Moraes, con ese apellido tan Vinicius, por su parte, honró su apodo y desplegó todo su virtuosismo en las cuerdas de la guitarra acústica: no es porque sí que le dicen “Sete Cordas” (“Siete Cuerdas”).
Hasta que llegó él.
Con un saco color ladrillo, una camisa, sus clásicos anteojos redondos y su gracia y su voz intactas, Caetano Veloso tocó y cantó, cantó y tocó, sentado, solo, con su guitarra acústica. Solo él. Pura sencillez. Sólo él. Puro talento. Durante una hora, el bahiano interpretó canciones que son "joyitas" dentro de su extenso repertorio, pero que no son de las más escuchadas: "Menino do Rio", "Cucurrucucú Paloma", "Bahia, minha preta", "Love for sale" (a capela) y "Reconvexo", entre otras. Caetano pasó de un tema a otro sin mediar palabra. Su magnetismo pasó por otro lado. Discreto, pero siempre con una sonrisa y sin demagogia, casi no tuvo intercambio con el público, más que algunas frases de ocasión para decir lo feliz que estaba de volver a Buenos Aires o para contar que los temas "Enquanto seu lobo nao vem" y "A voz do morto" fueron compuestos a fines de los 60 en contra de la dictadura. Él mismo aclaró que para este show eligió temas distintos a los que había tocado con Gilberto Gil hace un año y medio en el Luna Park. En este sentido, no fue una velada de "grandes hits" del bahiano, pero qué importa cuando Caetano está ahí.
La última parte del recital tuvo a los tres músicos sobre el escenario. Fue un momento a dos voces –Teresa y Caetano- y a dos guitarras –Caetano y Carlinhos- con canciones como “Tigresa”, “Miragem de carnaval” y “Odara”. Para el bis, quedó, ahora sí, un clásico: “Coraçao vagabundo”.