El crimen fue descubierto cuando un taxista halló un arma en el suelo en Callao y Alvear, en el barrio porteño de Recoleta. Allí le dio avisó a la Policía y minutos después un joven salió de un edificio con las manos en alto, al grito de "yo lo maté".
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La víctima era su padrastro, Aquiles Gorini , presidente de la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigación (Caesi) y ex comisario de la Policía Federal.
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La policía esposó al sospechoso y, con la ayuda del encargado del edificio, fueron hasta un departamento donde una mujer estaba en shock.
Inspeccionaron la casa y en un dormitorio encontraron a Gorini tirado boca abajo sobre un charco de sangre y su cuerpo con heridas de bala. A su alrededor habían cuatro vainas servidas calibre 9 milímetros como el de la pistola hallada en la calle.
La mujer que estaba en el departamento, una ciudadana brasileña de 52 años, comentó a los policías que el detenido era su hijo, también brasileño de 25 años y paciente psiquiátrico. Según informó el jovén, mantuvo una discusión con su esposo y luego se oyeron los tiros.