Santiago Puddington
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En invierno el frío congela toda la actividad rockera en Necochea, entonces Máximo, Valentín, Camila, Santiago y Sebastián Andersen apostaron a cargar la mochila y dejar su ciudad natal para venirse a la gigante Buenos Aires con su proyecto musical por el que estaban dispuestos a jugarse todo. Con un demo grabado, El plan de la mariposa empezó a recorrer el under y en los bares de estudiantes de La Plata encontraron su primer nicho de crecimiento, pero duraron poco tiempo quietos y enseguida empezaron a viajar, sin nada más que lo que tenían en la mochila y sus instrumentos.
La Patagonia fue el primer destino aunque enseguida apareció una combi y salieron otra vez a las rutas.
Así, fueron sumando millas por todo el país (luego se extendieron a Sudamérica) y al mismo tiempo llevando su música por cada escenario disponible para tocar. Los discos "Brote", "Trance habitante", "Danza de antalgia", se grabaron a toda velocidad para poder salir a viajar de nuevo y, rápidamente, con su talento y espíritu nómade, este grupo se ganó fechas en festivales de todo el pa- ís como Rock en Baradero, Cosquín y también el Lollapalooza. Hace dos años decidieron frenar (de verdad) y dedicarse exclusivamente a "Devorando intensidad", su último disco, que el sábado presentarán en Vorterix y que, una vez terminado, salieron corriendo a presentarlo por el mundo.
Se trata de un clan familiar (que sumó a dos amigos, Andrés Nor, en bajo y Julián Romero, en bateria) con un estilo bohemio que mezcla rock, reggae, funk y algo de música celta sin ruborizarse. “Seguimos nuestra propia intriga artística y vamos por distintos lugares. Siempre fue atractivo ir probando otras cosas y ver qué nos pasa. Queremos jugar con todos los elementos que tenemos a nuestro alcance. Lo vamos buscando y nos gusta mucho tratar de encontrar la identidad de la banda en ese quilombo”, explica Sebastián, cantante de la banda y uno de los mayores de estos hermanos que viven juntos porque “la manera de ser libres es terner bajos costos. Pagar muy poco alquiler es bueno para poder mantener un camino y está buenísimo poder tener esta oportunidad de disfrutar de nuestros sue- ños”, completa el frontman, que fue uno de los encargados de gestionar y dar forma a la reciente gira de la banda por Europa.
¿Cómo fue esa experiencia?
Estuvimos por Inglaterra, Alemania, Holanda, Dinamarca y República Checa. Surgieron fechas increí- bles y otras en las que no había nadie y tocábamos sólo porque nos daban lugar para dormir. Pasamos por dos festivales: uno en el norte de Alemania, en un castillo, y otro en Berlín, donde tocamos en un escenario latino en el que había miles de personas.
Paramos mucho en lugares tomados, en toda Europa hay de eso: ex hospitales, fábricas abandonadas y esos lugares tienen espacios para tocar también. Los días difíciles dormimos en el piso de un bar, en un punto era estar abiertos a quien te reciba y ver qué pasa.
Volviendo a esta parte del mundo, ustedes no paran de crecer. ¿Están preparados para el salto al mainstream con todo lo que eso genera?
Nuestro interés está enfocado en eso, estamos todos al ciento por ciento, no tenemos un plan b. Queremos darlo todo, todos empujamos para el mismo lado. Lo que más me gusta es conectar con el público, no queremos que nos “endiosen”, sino que crezca el público pero con gente piola. Ser una fraternidad y un corazón común con la gente, no sólo que nos escuchen con un fanatismo sin sentido.
"Una noche con música y onda"
“Vamos a tocar todo el disco nuevo pero con algunos cambios, no sólo vas a ir y escuchar el disco. Además vamos a respetar algo que siempre hicimos, que es meterle onda con la vestimenta: vamos a llevar unos trajes muy divertidos”, anticipa Sebastián sobre el show del sábado, a las 21, en Vorterix.
Las entradas ($250) se pueden conseguir en allaccess.com.ar.